Soy defensor de las juntas vecinales, como la mayoría de los leoneses, y pongo en valor su papel en el desarrollo agrícola de la provincia por su condición de propietarias de pastos y tierras de cultivo que utilizan nuestros agricultores y ganaderos. Sobre la polémica actual de una reciente normativa gubernamental que atenaza su gestión al exigir la participación de un secretario de carrera para dar fe de sus acuerdos y librar fondos, lo primero que hay que decir es que el Gobierno ha creado un nuevo problema en vez de sentarse con los afectados a buscar soluciones para el que había. Pero los problemas de fondo que tienen las juntas vecinales de la provincia de León, tienen su origen en la estructura de partidos políticos sobre la que se asienta nuestro sistema electoral. A los partidos políticos nunca le han interesado las juntas vecinales, y no le han interesado porque en sus procesos electorales no se deciden diputados o senadores, no se deciden alcaldes, y no sirven sus resultados para poner o quitar presidentes de Diputación. Los partidos políticos no se han tomado el más mínimo interés en cubrir las candidaturas de las juntas vecinales, y lo que es peor, no han puesto el más mínimo interés en buscar para esos cargos o puestos a los mejores, entendiendo como los mejores a aquellos que saben gestionar y que lo hagan con transparencia y honradez. La dejación de los partidos políticos ha aupado a la presidencia de muchas juntas vecinales de la provincia a lo peor de cada pueblo, o mejor dicho, a lo peor de fuera del pueblo, pues quizás sean ya mayoría los cargos que ni viven ni están censados en la pedanía que presiden. Muchos malos presidentes que enturbian la labor abnegada de otros muchos que están en el puesto de forma gratuita, que trabajan por amor a su pueblo, y que no le piden nada a nadie, tan siquiera al partido por el que se presentan. El Gobierno se ha equivocado, pero le habrá que reconocer que algo hay que hacer, que la cosa bien no va, y siendo realistas, empeora al mismo ritmo que nuestros pueblos se quedan sin gente.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 27 de abril de 2018.