Varias empresas agroalimentarias de la provincia de León exponen sus productos en Alimentaria, un certamen bianual de alta reputación internacional que se ha desarrollado esta semana en el recinto ferial de Barcelona. Los que exponen en Alimentaria, con un sacrificio personal y económico como el que supone participar en este tipo de eventos, lo hacen para internacionalizar sus ventas, no para ganar reputación en el mercado local, que ese se supone ya está conseguido. La exportación es el camino para ampliar el negocio, para ganar tamaño y relevancia, y quién no lo vea así se tendrá que resignar a sobrevivir como tendero de los de siempre. Nuestras empresas agroalimentarias pueden salir al exterior gracias a que son competitivas porque han ajustado todos los procesos productivos, porque están comprando las materias primas a los agricultores y ganaderos a precios competitivos, y porque han apostado por la calidad, la diferenciación del producto y la identificación con el territorio. La provincia de León necesita empresas agroalimentarias de mayor tamaño que apuesten por los productores locales y que apuesten por generar riqueza y empleo en el medio rural. Para ganar tamaño hace falta que las siguientes generaciones a la del creador de la empresa familiar mantengan este espíritu empresarial basado en la visión de futuro y el riesgo, y que no cojan el camino cortoplacista más fácil de tratar de mantener la misma clientela haciendo las mismas cosas, y si llega el caso, vender la empresa al primero que pase por la puerta. Seguramente abrir el accionariado a otra empresa mayor, con la que se compartan sinergias, es un buen comienzo, y me consta que algún empresario agroalimentario de la provincia así lo está haciendo. En un mundo globalizado, es verdad que hay muchos competidores, pero el sello de calidad que suponen los productos europeos, gracias a la regulación de muchos años de la Política Agraria Comunitaria, no lo tienen las ofertas que puedan llegar de otros terceros países, ni tan siquiera de los Estados Unidos.
* Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 20 de abril de 2018