JOSÉ ANTONIO TURRADO | Secretario general de ASAJA-Castilla y León

Hay que reconocer que desde hace algún tiempo el tema del momento de debate agrario no lo marcan los acontecimientos políticos, ni la estrategia de las organizaciones agrarias. Lo marca el propio sector desde las redes sociales. Otra cosa es si el debate da o no en la diana, si de verdad es de lo que toca debatir, y si es oportuno en el tiempo. Primero fue la Agenda 2030; después, Mercosur; y, en buena lógica, ahora deberían ser los aranceles.

Pero no, esta cuestión, que es más importante que las dos citadas anteriormente, y más importante incluso que el debate sobre el marco  financiero de la UE y la nueva PAC, no se populariza en las redes por las que se mueven los agricultores, porque les ha pillado con el pie cambiado. Me refiero a los agricultores que sostenían el discurso de cerrar fronteras, que en la práctica es el mismo que el de poner aranceles, y que cuando un dirigente mundial lo ha ejecutado, nos ha hecho temblar a todos en todo el mundo. También a los agricultores. O, mejor dicho, sobre todo a los agricultores.

VOCACIÓN EXPORTADORA. Porque, efectivamente, en España —y por extensión en Castilla y León— no interesa volver a un pasado de aranceles y de contingentes arancelarios, porque nuestra agricultura tiene peso y es una agricultura con vocación de exportar, con vocación de producir más de lo que consume una población que es pequeña, aún contando con la fortuna de que cada año nos visitan millones de turistas, que también comen.

La política de Trump es un desastre que rompe el orden del comercio mundial, donde los europeos (en nuestro caso, los agricultores y los ganaderos europeos) nos habíamos hecho un hueco a base de producir alimentos de mucha calidad, de mucha seguridad alimentaria, a un precio competitivo, dando garantía de continuidad de suministro al comprador, dotándonos de una buena logística y teniendo una moneda fuerte y estable, como es el euro.

CLÁUSULAS ESPEJO. Quiero decir con todo esto que, en este momento, el gran debate agrario es el de los mercados, y que la mejor alternativa sería volver al punto de partida, sería que no hubiera ocurrido nada de lo que ha ocurrido en las últimas fechas: un libre mercado en el que efectivamente se tuvieran en cuenta las llamadas cláusulas espejo, un término que nos gusta a los agricultores y ganaderos, y que no ha llegado de otras partes del mundo, lo ha acuñado la Unión Europea.

Otra cosa es que nunca haya sido capaz de ponerlas en marca; y menos ahora, con la que está cayendo. Y este debate, el de las cláusulas espejo, no podemos defenderlo ante los americanos cuando nosotros les ponemos barreras a sus mercancías por razones ideológicas. Porque no dejarles introducir en Europa alimentos transgénicos no es una cuestión de salud pública, es una cuestión de ideología, de fundamentalismo, y en esto hace bien Trump en enseñarnos los dientes.

Desde las organizaciones agrarias, desde ASAJA, que nos movemos al ritmo de los acontecimientos políticos y no del que marcan las modas de las redes sociales, seguimos oponiéndonos al acuerdo de la UE con Mercosur —como ya hacíamos hace dos décadas-, a posturas maximalistas de priorizar en el medio ambiente y en el bienestar animal, a quienes quieren imponer una cultura vegana obligatoria y universal, a quienes quieren recortar los fondos agrarios de la Unión Europea, a los que tejen los entramados de la burocracia sin sentido, a los que crean monopolios, a los que imponen sus condiciones por ser menos y estar más organizados, a los que especulan con las fuentes de energía, a los que no regularizan a esos inmigrantes que son los únicos dispuestos a trabajar en el campo, a los que nos persiguen a impuestos… y a los que nos obsequian con aranceles.

«el acuerdo de la ue con mercosur y los aranceles son incluso más importantes para nuestro sector agroganadero que el marco financiero de la ue y la nueva pac.»