ASAJA ciritica que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se lave las manos en el asunto del lobo y deje a los ganaderos solos ante el peligro. La especie debe salir ya del listado de especial protección y activarse en toda España la posibilidad de su control cinegético. Mientras Europa da un paso al frente, este Ministerio se aparta y deja el problema —y sus costes— en manos del Ministerio de Agricultura.

ASAJA ha asistido este miércoles, 25 de junio, a la reunión convocada por el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, sobre la llamada mesa de diálogo para la coexistencia del lobo. La cita llega justo cuando la Unión Europea ha oficializado la rebaja del nivel de protección del lobo ibérico. A partir del 14 de julio, la especie dejará de estar en régimen de protección estricta, y su caza será legal (también al sur del Duero, por primera vez en más de treinta años).

La modificación de la Directiva de Hábitats de la UE, impulsada en parte tras las quejas presentadas por varios gobiernos autonómicos —entre ellos, Castilla y León—, organizaciones como ASAJA y otras entidades europeas, activa en España la cláusula incluida en la Ley contra el Desperdicio Alimentario, que obliga a sacar al lobo del Listado de Especies con Protección Especial en toda España, lo que reconoce, por fin, el derecho a gestionar una especie que causa miles de bajas al año en la ganadería extensiva.

Sin embargo, el Ministerio para la Transición Ecológica ha aprovechado este cambio para desligarse por completo del problema, escudándose en que la competencia cinegética siempre ha correspondido al Ministerio de Agricultura.

En la reunión de esta semana se ha limitado a señalar que es Agricultura quien tiene la competencia de la gestión de los daños, incluidas las indemnizaciones por ataques de lobos y conejos. El resultado es que el asunto queda en el aire.  Nadie concreta cómo ni cuándo se compensarán los daños. Y mientras las competencias se reparten entre despachos, el que vuelve a pagar el precio es el ganadero, que cada día pierde animales sin saber quién va a responder.

AYUDAS REALISTAS. ASAJA reclama ahora al Ministerio de Agricultura que actúe con urgencia y que diseñe un nuevo marco de ayudas que proteja a las explotaciones, que garantice indemnizaciones rápidas y que permita gestionar de forma eficaz los daños de toda las especies cinegéticas.

La coexistencia no puede convertirse en una excusa para mirar hacia otro lado. Hay que proteger al lobo, sí, pero sobre todo al que lo alimenta sin querer: al ganadero. ASAJA recuerda que el cambio legal conseguido es fruto de un trabajo de fondo: años de protestas, de informes, de presión política en España y en Bruselas. Sin ese esfuerzo colectivo, hoy el campo seguiría sin capacidad de defensa ante el lobo. Pero esa victoria no puede caer ahora en el vacío. Si la gestión no va acompañada de recursos, compensaciones y voluntad política, volveremos al punto de partida: la indefensión./