Como saben y padecen nuestros agricultores, el bienio 2024-2025 se ha caracterizado por notables bajadas de los precios agrícolas (no asi en los costes), al punto de poner en riesgo la rentabilidad de sus explotaciones. Estos descensos medios acumulados estos dos años (diciembre 2023-diciembre 2025) rondan ya el 20 % en los cereales, y el 56 % en los forrajes, según los datos de las respectivas mesas en la Lonja de León. Detallamos esas bajadas en esta información, que no se retrotrae más, porque los mercados de 2021, 2022 y buena parte de 2023 estuvieron muy marcados por situaciones extraordinarias, como los efectos de la guerra de Ucrania y la gravísima sequía de ese último año, que dispararon determinados productos. Por el contrario, ya no caben esas mismas causas para explicar por qué han seguido las bajadas los años 2024 y 2025, mientras persisten los costes de producción en niveles amenazantes para la rentabilidad de muchos cultivos.

La Lonja de León anticipó a este martes, 30 de diciembre, su habitual reunión de los miércoles, sin que se cambiaran ninguna de las cotizaciones en las mesas celebradas (cereales, alubias y patatas). Por tanto, los precios de hace una semana pueden considerarse definitivos de las operaciones al cierre de este ejercicio 2025, y nos brindan ocasión de hacer un balance de su comportamiento en este último año y, abriendo algo el foco, analizarlo junto al precedente inmediato de 2024, en el que también se produjeron fuertes descensos de precios.

Todos los cereales han perdido valor en este 2025, en mayor o menor medida: si el centeno bajó el 4 %, el descenso llegó al 25 % en la avena. En todo caso, la mesa registra una merma acumulada media en el bienio 2024-2025 del 19,6 %, con una caída total nada menos que del 47 % en el caso de la avena, cuyo precio ha bajado prácticamente a la mitad. El maíz, poco representativo en la provincia de Palencia, es el único cereal que ha registrado descensos algo más moderados (-4 % con respecto a finales de 2023).

Pero en los dos cereales con más superficie en la provincia de Palencia se observan pérdidas de precio de dos dígitos en este último bienio: -16 % en el trigo; y -13 % en la cebada. Sólo el histórico rendimiento alcanzado en esta última cosecha en buena parte de las parcelas supone un cierto alivio para esta rebaja, pero es un espejismo: a estos precios ambos cultivos no resultarían en modo alguno rentables con los rendimientos medios habituales en las explotaciones palentinas.

CUESTA ABAJO Y SIN FRENO. En suma, el cereal de invierno siguió en 2024 y 2025 cuesta abajo y sin freno, sin recuperar unos niveles normales de cotización tras ese episodio extraordinario de inflación vivido a raíz de la guerra de Ucrania y de la grave sequía de 2023, que redujo sensiblemente el grano nacional disponible.

La importación masiva e incontrolada de cereal sin arancel, fundamentalmente tras impulsar la Unión Europea el mecanismo solidario con Ucrania, es la causa principal de esta infravaloración preocupante. Una auténtica amenaza en la línea de flotación de la agricultura palentina.

También siguieron bajando se manera sensible los forrajes durante 2025, con un descenso medio del 14,6 % en las cinco categorías cotizadas en esta mesa en la lonja leonesa: alfalfa en rama, alfalfa deshidratada, veza, forraje convencional y paja.

Aquí el comportamiento este año también fue dispar: las fuertes bajadas de la paja (-37 %), la veza (-13 %) y los forrajes convencionales (-20 %) se explican por el alto rendimiento de cereal y los buenos cortes en un ejercicio bastante húmedo en los meses adecuados. Contrastan con la bajada más moderada en la alfalfa en rama (-5 %), e incluso con una pequeña subida en la deshidratada (+2 %) al cierre de 2025 con respecto a la última sesión de 2024, animada por la fuerte demanda de la ganadería cara al invierno.

FORRAJES. Pero en todo caso veníamos ya de acusados descensos en el año anterior (2024), que se han acumulado hasta presentar bajadas medias del 56 % en esta mesa del forraje, con pérdidas de dos tercios del valor en el caso del forraje convencional, que pasó de operar a finales de 2024 a 300 euros la tonelada a los 100 €/t (e incluso bajar de ese listón hasta los 80 €/t durante los meses estivales, al subir la oferta disponible).

Desde luego, los precios que el agricultor percibía por los forrajes y la paja en 2023 —y arrastrados en buena medida hasta 2024— no son buenos para la ganadería, como reiteradamente ha expuesto ASAJA-Palencia, porque supusieron un sobrecoste en alimentación animal que, de hecho, se llevó algunas explotaciones por delante, y desincentivó la continuidad y la expansión del sector.

Pero estos cultivos, tan recurrentes a la hora de rotar y diversificar en nuestra provincia, tampoco pueden permitirse seguir perdiendo más valor: al agricultor tampoco le saldrán las cuentas en muchas parcelas, dados los costes productivos actuales.

LAS PATATAS, HUNDIDAS. Finalmente, el caso de la patata —que también cotizó este martes en León repitiendo precio— es alarmante: de los 320 euros/tonelada de la variedad agria a finales de 2023 se ha pasado a 120 euros/tonelada esta campaña, un descenso del 63 % que ha desanimado la recolección a los agricultores que carecían de la garantía de un precio más justo mediante un contrato industrial.

En este caso, la abundante oferta de patata a nivel europeo, así como la importación desde nuevos países productores a precios muy competitivos, es la causa de este descenso de la cotización del tubérculo, que se paga hoy en el mercado libre el 57 % menos que hace un año, caída tremenda para un cultivo con costes productivos relativamente elevados./

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