JOSÉ LUIS MARCOS | Presidente de ASAJA-Palencia

En un artículo anterior ya comentamos que el profesional agroganadero no se veía beneficiado por la inflación de precios, palpable en el día a día por la cesta de la compra, pero no sólo en ese ámbito. A los agricultores y ganaderos no nos aportan ventajas estos años inflacionistas, sino más bien lo contrario: somos también víctimas de este problema económico que padecemos, porque el alza de los costes de producción no ha encontrado, ni de lejos, una correlación similar en los precios que percibimos.

Mencionaremos además de pasada que los procesos inflacionistas vividos desde la pandemia, acentuados con la guerra de Ucrania, han elevado los volúmenes de negocio a rangos que incrementan directa e indirectamente la fiscalidad, como saben tanto el asalariado como el emprendedor. Y dejémoslo ahí. Hoy queríamos hablar sobre todo del precio de los huevos, como indica el título, y no rebozarnos demasiado en las harinas fiscales…

SELLADOS. Más que nada, porque parece que en este terreno pisamos callos. Y luego sucede lo que sucede: que nuestro sector se ve asediado por cartas y requerimientos de los agentes tributarios para buscarnos las vueltas. Ignoramos si a otros colectivos que protestan y reivindican les sucede lo mismo, pero nosotros sí que tenemos comprobado aquí la correlación: en cuanto sacamos pancartas y manifestamos nuestras quejas, nos ponen el sello… y Hacienda, en las provincias agrarias, imprime más cartas que don Heraclio Fournier, para que no se aburran nuestros asesores fiscales. Es matemático, como decían los abuelos.

Dicho esto, si alguien piensa que los avicultores se están forrando con la subida del precio de los huevos, ya tarda para invertir en el sector, e incluso animarse a montar una granja… si bien no se lo recomiendo. En primer lugar, porque lo más probable es que su proyecto (a poca dimensión que tenga) se verá calificado como una macrogranja, con lo que el estigma macro acarrea a la hora de lograr permisos y licencias. O bien optar por modelos productivos más modestos, que dan para vivir y amortizar la inversión docena a docena.

BIENESTAR ANIMAL. En segundo lugar, porque los huevos han subido, sin duda, como muchos alimentos. Pero eso no significa que hayan incrementado los beneficios. Recordemos que, según anticipamos desde ASAJA en su momento, aplicar la normativa europea sobre bienestar animal aumentaba hasta un 40 % las inversiones necesarias para producir huevos y carne de pollo. De esta cuestión parece que no interesa hablar ahora, a juzgar por lo que los días de crisis sanitaria de la gripe aviar se ha comentado en los medios de comunicación.

Los huevos llevan tiempo subiendo en toda la Unión Europea. De media, el 10 % en el último año. Más del 30 % en algunos países, como Portugal). Pero no sólo por la gripe aviar. Se han juntado la mayor demanda de esta proteína de calidad (al haberse encarecido otras fuentes de proteína) y una oferta de producción menor. El censo español de gallinas apenas ha variado desde 2020, aunque el número de explotaciones ha crecido más del 31 %. Eso sí, ahora las gallinas gozan de más bienestar. Los consumidores escuchan en los altavoces mediáticos que esas gallinas le están dando al granjero huevos de oro, como en el cuento. Y no es así./

«La cifra total de gallinas ponedoras en España apenas ha crecido desde 2020, aun cuando en estos años han aumentado el 31 % las explotaciones avícolas de puesta. Eso sí, ahora las gallinas gozan de más bienestar… los consumidores escuchan en los altavoces mediáticos que esas gallinas le están dando al granjero huevos de oro, como en el cuento. Y no es así.»