Con el título de esta colaboración se inicia el conocido poema de Antonio Machado titulado «El mañana efímero», que refleja lo que está ocurriendo en nuestro país en los últimos tiempos. Si un extraterrestre viniera aquí por unos días y viera los informativos y el funcionamiento de la sociedad, se llevaría la imagen de que vivimos sin necesidad alguna, porque se discute acerca de banalidades, cuando no directamente sobre tonterías, y mientras tanto, la población llena bares, restaurantes, aviones, hoteles o estadios deportivos.

No es que esté mal dedicarse a todas esas actividades, pero el hecho de que capten tanta demanda llevaría a nuestro visitante extraterrestre a pensar que vivimos en una situación de bonanza económica y que tenemos cubiertas todas nuestras necesidades, sobre todo las básicas. Pero nada más lejos de la realidad.

Podemos pasar por alto que vivimos en un país endeudado hasta las trancas (y cada vez más). Cualquier familia que desgraciadamente se halla en esa situación trata de arreglarlo, de reducir esa deuda. Pero España no: vivimos el presente y ya veremos qué ocurre en el futuro.

PREOCUPACIÓN. Ciertamente, la preocupación que se extiende por nuestro querido sector agrario no es motivo de conversación en las terrazas. Lo que ocurre en el campo no llega a la calle. Y los romanos ya utilizaban el truco de pan y circo para adormecer a la sociedad. Y ahora en ésas estamos.

Poca gente ajena al sector ve las consecuencias de la sequía que padecemos y menos personas aún entienden los problemas que acechan a la ganadería. Este año se van a producir forrajes en cantidad mínima y no va a ser sencillo abastecer a todas las ganaderías. Además, la sequía asola todo nuestro país, no sólo una zona de España, como en otras ocasiones. Los cereales dejarán una bajísima producción, incluida una mínima cantidad de paja, que también es imprescindible para el ganado.

NI PASTOS. Por no haber es que no hay ni pastos en las montañas. Sitios donde normalmente el ganado puede pacer durante meses sin generar un sobrecoste al ganadero ahora son lugares yermos, lo que obliga a suplementar a los animales.

Desde hace semanas nos llegan noticias de que hay colas en los mataderos para que los ganaderos puedan desprenderse de una parte de su cabaña, porque no pueden alimentarla. Es un asunto de mera rentabilidad: los ganaderos deben comprar caro y no pueden vender a un precio justo sus producciones. Pero no pasa nada, sigamos de fiesta en fiesta.

El cierre de una ganadería es un drama, tanto para el propietario como para los agricultores, para el medio rural, pero también para la soberanía alimentaria del país, aunque la gente no se entere. Ganadería que cierra, ganadería que no vuelve.

Afortunadamente, como dice Machado, volverá otra España, la trabajadora y con ideas, algo de lo que ahora mismo flaqueamos. Puede taparse la mente de los españoles con circo, pero no con pan: nuestra dieta actual es harto variada y demandamos mucho más, aunque no nos demos cuenta de qué nos estamos jugando con esta tremenda sequía. /