La Direccción General de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León ha remitido una carta donde expresa la preocupación de la administración autonómica por el incremento de incendios forestales en el medio natural con origen agrícola que se ha registrado, y pide que se extreme la precaución en las labores del campo. ASAJA -Castilla y León se suma a esa petición, pero recuerda que es el propio agricultor el primer perjudicado en esos siniestros que nadie desea causar. Al final de esta información, adjuntamos el folleto con las recomendaciones para evitar incendios forestales por cosechadoras, especialmente en ámbito de monte y terrenos a menos de cuatrocientos metros de monte; que la Consejería de Medio Ambiente propone extender, no de modo obligatorio, pero sí preventivo, al resto del territorio cuando las condiciones de temperatura y viento sean extremas.
Según la Junta, del 12 de junio al 22 de julio (primer tramo de la época de alto riesgo de incendio en Castilla y León, que se prolonga hasta el 12 de octubre), se han producido en nuestra comunidad 131 incendios en el medio natural cuya causa directa ha sido el uso de maquinaria y motores, la mayor parte de ellos con inicio en terrenos agrícolas, aunque algunos afectaron también a terrenos forestales.
Estos incendios han quemado algo más de 750 hectáreas agrícolas y unas 52,5 hectáreas forestales, según los datos oficiales. Estas cifras suponen un incremento cercano al 38 % con respecto a la media de los últimos cinco años (95 incendios).
IDENTIFICACIÓN Y PROCESO DE RESPONSABILIDAD. La carta de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal alade que, de momento, se ha identificado a diecisiete causantes de incendios por cosechadora, pero prosigue la investigación en los demás casos. El escrito recuerda que «esas personas deberán enfrentarse ahora a un proceso de responsabilidad, por negligencia o accidente, que puede tener consecuencias económicas o penales en función de las circunstancias de cada caso».
La Consejería de Medio Ambiente añade que, aunque el incendio sea fruto de un accidente, por cumplir toda la normativa en vigor, «el responsable del incendio deberá asumir la responsabilidad civil, que incluye los gastos de extinción del incendio»; y que «en caso de negligencia por no cumplir con lo requerido por la normativa, además deberá enfrentarse a la correspondiente infracción, bien sea en vía administrativa o penal».
FACTORES AGRAVANTES. La administración regional reconoce ser consciente de que «es un momento crítico en la actividad agraria y de una gran repercusión económica» y trata de ser «lo más flexibles posibles a la hora de que los agricultores realicen su actividad». Pero añade en su escrito que «en esta campaña hay varios factores que agravan el riesgo de ignición por actividades agrícolas».
La Consejería de Medio Ambiente cita, entre otros, estos factores agravantes:
- La extraordinaria abundancia y continuidad de combustible fino muerto, como puede ser el rastrojo, substrato en el que se produce la ignición con mucha más facilidad.
- La elevada densidad de cereal, que sobrecalienta las máquinas y produce gran cantidad de polvo y restos muy inflamables en su interior.
- La presencia inusual de viento moderado o fuerte, que provoca un avance muy rápido del fuego con la primera ignición.
- La recurrencia de episodios periódicos de temperaturas anormalmente altas, que aumentan la probabilidad de ignición.
La Consejería advierte que, si bien la normativa a aplicar en materia de uso de maquinaria agrícola, se circunscribe su aplicación a los montes y a la franja de cuatrocientos metros de ancho que los circunda, deben extrapolarse preventivamente al resto de superficies cuando las condiciones de temperatura y viento sean extremas (es decir, cuando se superan los conocidos umbrales de 30 º C y 30 kilómetros por hora).
EVITAR UNA PRIMERA IGNICIÓN. Por todas estas circunastancias agravantes de esta campaña, la Junta alerta a los agricultores sobre la necesidad de minimizar las situaciones de riesgo que puedan originar con mayor facilidad la primera ignición, y destaca el riesgo que supone cosechar o realizar algunas actividades agrícolas con determinadas circunstancias meteorológicas.
Desde la Consejería se recuerda la obligación de parar su actividad cuando se superan ambos niveles citados, en zonas de monte y franjas de hasta cuatrocientos metros de distancia durante este cuatrimestre de época alta de riesgo de incendios. La administración, no obstante, se reserva el derecho de prohibir el uso de cosechadoras, empacadoras y otra maquinaria agrícola «ante condiciones extraordinarias de peligro de incendios», según recoge el folleto adjunto.
MANTENER LA MAQUINARIA. También añade la necesidad de mantener en perfecto estado su maquinaria agrícola para que no se produzcan chispas o deflagraciones en su trabajo diario, así como las medidas preventivas que los agricultores deben adoptar para que, en caso de que se produzca una ignición por su actividad, puedan evitar la propagación de un incendio.
Provocar un incendio tiene consecuencias económicas, sociales, ambientales, humanas y judiciales, en primer lugar; y sobre todo, para el propio agricultor. Por responsabilidad, ASAJA-Castilla y León, como no puede ser de otra forma, pide la máxima precaución a los agricultores, y recuerda que somos precisamente nosotros, los propios agricultores, las primeras víctimas de estos siniestros.
Sin embargo, nuestra organización subraya que no es fácil afrontar las tareas de cosecha, puesto que hay que realizarlas en un corto periodo de tiempo, a menudo condicionado por el calendario muy ajustado de fechas disponibles de la maquinaria necesaria, con la que no siempre cuenta directamente el propio agricultor; y con circunstancias atmosféricas que muchas veces se complican puntual y localizadamente, más allá de las previsiones meteorológicas generales.


