Un estudio canadiense ha confirmado que el cultivo de semillas modificadas genéticamente (MG) o transgénicas, en particular los cultivos tolerantes a herbicidas (HT), así como el uso complementario de glifosato, aumentaron el secuestro de carbono.

En su publicación, los autores afirman que los países que prohíben los cultivos transgénicos y restringen el uso de glifosato, como está ocurriendo en la Unión Europea, están implementando políticas que no contribuyen a la sostenibilidad agrícola.

El documento concluyó que la negativa al cultivo de semillas transgénicas en Europa origina una emisión extra anual de 33 millones de toneladas de CO2. Esto equivale al 7,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de todo el sector agrícola europeo, aproximadamente lo que podrían emitir cada año entre 10 y 20 centrales eléctricas de carbón.

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