Los embalses que gestiona la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en la provincia de Palencia han empezado este miércoles, 1 de octubre, el año hidrológico 2025-2026 rozando la mitad de su capacidad de embalse total. En concreto, los cinco embalses se sitúan en el 47 %, pero hay diferencia reseñable entre el volumen del sistema Carrión (30 %) y el del sistema Pisuerga (56 %).
Hay que tener en cuenta que, al terminar el año hidrológico 2024-2025 en el sistema Carrión —que incluye los embalses de Camporredondo y Compuerto— ya quedaban almacenados menos de cincuenta hectómetros cúbicos (49,8), una cantidad inferior a la del año pasado por estas fechas, cuando se superaban los sesenta hectómetros cúbicos (60,3).
Ese bajo nivel de embalse en el sistema Carrión se explica en parte por el vaciado necesario para las obras de emergencia que el Consejo de Ministros aprobó el 10 de abril para asegurar la impermeabilización del dique y el cimiento de la presa de Camporredondo, por importe de 5,9 millones de euros.
Los trabajos corregirán las filtraciones que se observaron en enero al llenarse el embalse, que ha cerrado el año hidrológico a menos del 16 % de su capacidad. Esa situación extraordinaria no se ve compensada con un mayor llenado del otro embalse, Compuerto, que acabó septiembre con menos del 41 %, nivel por debajo incluso de los embalses del sistema Pisuerga, tomados uno a uno, y en su conjunto.
El sistema Carrión, en definitiva, acabó el año hidrológico más cerca de la exigua media de la última década (43 hectómetros cúbicos) que del final del año anterior 2023-2024, aun cuando acabamos de concluir un año hidrológico 2024-2025 especialmente bueno en cuanto a precipitaciones. De hecho, en las estaciones de ambos embalses se superó el millar de litros por metro cuadrado: 1008 en Compuerto y 1147 en Camporredondo, según los datos de la propia CHD.
DÉFICIT HISTÓRICO. Así pues, incluso en un año hidrológico de alta pluviometría (ya escasa en los últimos meses) se hace evidente el déficit histórico de almacenamiento y regulación en el sistema Carrión, como viene denunciando ASAJA para esa cuenca, para el conjunto de la provincia de Palencia y para amplias zonas de nuestra comunidad autónoma, algo que limitado de manera significativa el potencial de nuestra agricultura.
Ciertamente, acaba un año hidrológico sin restricciones en las asignaciones de regadío para nuestros agricultores. La CHD señalaba este miércoles en una nota de prensa que «de manera general, la campaña de riego se ha desarrollado con total normalidad en cuanto a las necesidades de agua» y que «la práctica totalidad de las comunidades de regantes no ha agotado la dotación máxima que se había establecido, lo que permitirá atender las solicitudes de extensión de la campaña para cultivos que precisen un riego en las primeras semanas de octubre, como la remolacha o la colza».
MIRAR A LARGO PLAZO. Pero cualquier mirada a medio y largo plazo —donde no faltarán campañas mucho más secas que la recién terminada— debe considerar las carencias de nuestra provincia, máxime si consideramos que el cambio climático lleva a sequías más graves y recurrentes, como parecen indicar los datos meteorológicos de las últimas décadas.
Insistimos en que el sistema Carrión ha concluido con sólo el 30 % de su capacidad en un año hidrológico húmedo (más de mil litros por metro cuadrado en la cabecera del río), un cielo generoso que también ha amortiguado las necesidades de riego prácticamente hasta la llegada del verano, y aminoró mucho la demanda en el primer trimestre de la campaña de regadío que se abre cada 1 de abril.
SISTEMA PISUERGA. La amplitud relativa del embalse de Aguilar de Campoo —247 hectómetros cúbicos, que equivalen prácticamente a vez y media el total del sistema Carrión (163,7 hm3)— explica que la situación final en el sistema Pisuerga resulte menos preocupante al término del año hidrológico.
El embalse aguilarense cerró el 30 de septiembre con algo más del 53 % de su capacidad y 131,5 hectómetros cúbicos, mientras sus dos compañeros de sistema, Cervera-Ruesga y La Requejada, acabaron en el 86 % y el 63 %, respectivamente, con 46 hectómetros entra ambos. En Cervera-Ruesga también se rondó en el último año hidrológico 2024-2025 recién concluido el millar de litros por metro cuadrado (945), mientras en La Requejada se aproximaron a los 895, según la CHD.
Incluso el dato pluviométrico del embalse de Aguilar, más alejado de la cabecera hidrográfica, también es revelador de que hemos concluido un año hidrológico mucho más húmedo de lo habitual, con 580 litros por metro cuadrado, que no es lo usual a la puerta de la Montaña Palentina: según la base de datos histórica de AEMET, los anteriores años hidrológicos en Aguilar se midieron 523 litros (2023-2024), 440 litros (2022-2023) y 390 (2021-2022).
DOBLE INQUIETUD. La cuestión, en fin, es doble. Por un lado, cabe preguntarse por qué se mantienen políticas que mantienen el histórico déficit de embalse y regulación en la provincia de Palencia, como viene denunciando ASAJA, con agravio para nuestra agricultura con respecto a la de otros territorios (y la consiguiente merma en el potencial para competir, una causa más que se añade a otras).
También interesa plantearse, por otro lado, qué sucederá con el riego en la provincia de Palencia —y con todos los usos del agua almacenada en general— cuando se encadenen dos o más años hidrológicos seguidos de una escasez severa, como lo fue el reciente 2021-2022. Porque el agua almacenada es tanto más necesaria en el campo —y en el conjunto de la sociedad— cuando más escasea el que nos ofrece la naturaleza y libremente discurre por ella camino del mar./


