La Lonja de León de esta semana ha registrado una sesión tensa sin movimientos en las cotizaciones, excepto una nueva subida en la carne de vacuno, como ya sucedió el lunes en la Lonja de Salamanca, movida por la pujante demanda exterior. Todos los cereales repitieron precio en el mercado leonés este miércoles, 19 de febrero, en medio de la expectativa ante el devenir de la guerra de Ucrania, tras la reanudación de relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Las mesas de forraje y patata también decidieron mantener todas las categorías, en un compás de espera casi generalizado.
Más allá de lo que pueda deparar el nuevo escenario sobre la guerra de Ucrania, la Lonja de León apunta que la ola de frío polar que llegará a Estados Unidos y Rusia puede encontrar desprotegidos los cultivos de grano en ambos territorios, dos potencias mundiales en esta producción agrícola, rebajar la expectativa de cosecha mundial total y, por tanto, condicionar los precios a medio plazo.
La lonja leonesa añade que, en todo caso, hay gran incertidumbre en los mercados por el reciente giro geopolítico mundial, puesto que «las negociaciones entre Trump y Putin para alcanzar una paz en Ucrania no acaban de convencer, puesto que deja fuera de la negociación tanto a la Unión Europea como al propio presidente ucranio Zelenski, además de querer imponer un cambio de paz por materias primas que Ucrania no está dispuesta a ceder».
CONFLICTO MULTIPOLAR. Se trata, como añaden esas fuentes, de «un conflicto de varios actores, donde no está aún dicha la última palabra y veremos con quién se alinean otras potencias mundiales que hasta hoy no han abierto la boca».
En ese sentido, China —que también es otra potencia mundial cerealista y el otro gigante en el escenario geopolítico, junto a Estados Unidos, Rusia y la UE—, sin entrar a fondo de la cuestión, abogaba este mismo miércoles por un mayor protagonismo europeo en las negociaciones sobre el conflicto bélico, forma sutil de devolver el golpe que supone el ninguneo de Trump y Putin en los últimos días, postura que no habrá sentado bien en la creciente potencia asiática.
En cualquier caso, nuestros agricultores asisten casi como convidados de piedra a estos episodios que, si bien parecen lejanos, condicionan (y de qué manera) la rentabilidad de nuestras explotaciones, como saben por experiencia los cerealistas, que en los ultimos años han padecido una montaña rusa —nunca mejor dicho— de inflación de costes y depreciación del grano por unas masivas importaciones a la UE, y en especial, a España, desde que comenzó el mecanismo de solidaridad con Ucrania./



