Honorato Meneses, presidente de ASAJA Palencia

Cuando las primeras cosechadoras están entrando a trabajar en Tierra de Campos, se confirman las buenas expectativas de campaña, con buenos rendimientos. Los pedriscos, las enfermedades del cereal, los hongos y el calor de finales de mayo habían despertado el temor a no consolidarse esa buena producción. Pero por lo que se está observando, salvo casos puntuales, la siega está siendo motivo de satisfacción entre los agricultores.
Hay que reconocer que la climatología ha acompañado en los últimos meses, y que durante el periodo de confinamiento a causa de la pandemia, las lluvias y las temperaturas han favorecido el desarrollo de los cultivos. A la vez que crecía el cereal, lo hacían también las malas hierbas y proliferaban los hongos, lo que ha incrementado los costes de producción al tener que invertir en tratamientos. Un desembolso que crece al mismo tiempo que se reduce la efectividad de los fitosanitarios.
Era necesaria esta inyección de optimismo que produce la expectativa de una buena cosecha y que ayuda a la economía provincial y regional. Más en un momento de crisis sanitaria como la que estamos viviendo, consecuencia del Covid-19, que ha afectado de forma muy negativa a sectores productivos tanto agrícolas como ganaderos, por las restricciones y el cierre de la hostelería.
Además el campo necesitaba revertir el panorama que han dejado los últimos tiempos, con dos sequías en tres años.
Hasta aquí lo positivo de la campaña, porque de nada sirven los buenos rendimientos esperados si lo que producimos no se paga a su justo precio. Y es que en los últimos meses, y sin nada que lo justifique, se está registrando una caída de los precios de los cereales en las lonjas, ilógica a tenor de las expectativas de producción nacional e internacional.
Desde ASAJA hemos denunciado la especulación que existe en el mercado de los cereales y a quienes tratan de beneficiarse ante el inicio de la cosecha. Nos bajan los precios hasta acercarse a los de hace 40 años, y sin embargo nos suben los de los medios de producción, por lo que las cuentas no salen.
Bajo estas circunstancias nos encontramos en el mismo escenario que a principios de año, cuando salimos a la calle para protestar por los bajos precios percibidos por los agricultores a la hora de vender las producciones agrarias.
Estamos denunciando un problema que no afectaría solo al campo, sino también al mercado y a la economía. No quiero pensar en qué pasaría si ante la escasa rentabilidad del sector, se abandona el cereal. Hay que recordar que somos deficitarios en cerales y dependemos de otros mercados, de manera que si producimos menos porque nos pagan peor, se debilitaría nuestro sistema comercial y económico, y nos perjudicaría a todos. Más aún en una provincia eminentemente cerealista como Palencia.