POR HONORATO MENESES, PRESIDENTE DE ASAJA PALENCIA

Hace sólo unos días nos reuníamos para hacer un resumen de lo que ha dado de sí el año en el campo, durante el acto del balance agrario anual.
Se trata de un evento por el que ASAJA, cada mes de diciembre, reúne a casi doscientas personas entre junta provincial, representantes comarcales y sectoriales, sin olvidar a representantes institucionales, trabajadores, almacenistas, cooperativas y medios de comunicación, entre otros colectivos.
Nos llena de satisfacción comprobar cómo cada fin de año la gran familia de ASAJA responde a la convocatoria que es el pistoletazo de salida de unas fechas navideñas que deben ser de descanso y dedicación a la familia.
Debo decir que en esta ocasión, el balance del año ha tenido tintes agridulces. Por un lado, los agricultores cerramos un año con la satisfacción de una buena cosecha, a la que se añade la alegría de comprobar cómo los precios, después de arrancar muy bajos, han ido recuperándose. Algo que nos va a permitir “respirar” y evitar que nos ahoguemos después de meses y meses con unos precios que para nada se correspondían con la realidad de los mercados internacionales.
La cara amarga del año viene marcada por la crisis que arrastra el sector ovino. Tenemos en Castilla y León y Palencia lo mejor de la cabaña ganadera de ovino, y por lo tanto, los mejores productos derivados de este sector, principalmente queso y lechazo. Y tenemos la desgracia de ver cómo paulatinamente la injusticia de unos precios ridículos ahogan a los ganaderos y abocan a la desaparición de un sector que define esta tierra. Por eso desde ASAJA vamos a seguir luchando hasta conseguir ver al ovino donde se merece.
Junto al sector del ovino, hay otro, el remolachero, que enfrenta un amargo cierre del año, después del incumplimiento de Azucarera en lo que respecta a los precios, rompiendo unilateralmente el acuerdo que existía con los cultivadores de remolacha. Desde ASAJA estamos haciendo lo imposible por impedir la desaparición de este sector, que durante años ha sido tan importante y tanta riqueza ha aportado a la provincia.
Abundando en la parte negativa del año, no puedo dejar pasar las críticas de Europa hacia la labor agrícola con las prohibiciones del uso de materias activas en fitosanitarios. Son productos imprescindibles para la actividad, respetuosos con el medio ambiente e imprescindibles para producir. Pero nuestros políticos se empeñan en prohibir y prohibir, poniendo trabas a nuestro trabajo. Creo sinceramente que están totalmente equivocados, y que los agricultores y ganaderos no somos quienes contaminamos. Más bien al contrario, integramos un sector gracias al cual nuestro medio rural está cuidado, porque somos quienes vivimos en él, y por tanto, somos la solución a esos problemas, pese a que los grupos ecologistas traten de hacer ver lo contrario.
Por último, quiero hacer referencia a la distinción otorgada este año a José María Ruiz Ortega, durante el acto del balance. Una persona que ha estado con ASAJA desde su fundación, que ha entregado su esfuerzo y su tiempo para hacer más grande esta casa y difundir nuestra labor a través de los medios de comunicación, y que por tanto merece todo nuestro respeto, admiración y cariño. Por eso quisimos entregarle el arado de plata, símbolo de todo ello.
Para finalizar quiero desear un feliz año nuevo a todos, y desear que este año que comienza se lleve todo lo negativo que impide mejorar a la agricultura y la ganadería y nos deje lo positivo, que es mucho.