La Comisión Europea ha publicado una nueva estrategia cuyo objetivo es mejorar el estado de los suelos de aquí a 2030. La conservación del suelo es un elemento central en la labor y las prácticas de muchos agricultores, independientemente de su método de producción, ya sea convencional o ecológico. A nivel de la UE existe un amplio abanico de políticas directa o indirectamente relacionadas con la buena salud del suelo que intentan limitar los riesgos que amenazan a este preciado recurso natural. Algunos ejemplos son la PAC, la Directiva marco sobre el agua, la Directiva sobre nitratos, la Directiva sobre el uso sostenible de los plaguicidas y las Directivas sobre la naturaleza. Llegados a este punto, el Copa y la Cogeca están a la espera de que se aclare qué valor añadido aportarán las nuevas medidas, como la legislación en materia de suelos sanos, con respecto a los instrumentos ya existentes. Esperan también que esto se acompañe de medidas globales y concretas para los agricultores y las cooperativas agrarias. Lo último que necesita en este momento la comunidad agrícola de la UE, si busca ser eficaz en sus actuaciones, es un añadido de trámites administrativos.

Las características edáficas varían considerablemente a lo largo y ancho de la UE, lo que dificulta la fijación de normas generales a nivel europeo relativas a la calidad del suelo y la adopción de medidas para mitigar los factores dañinos para el mismo. Por consiguiente, de cara a tomar nuevas medidas es importante reconocer las diferentes características regionales y nacionales. Puesto que en la estrategia de la UE para la protección del suelo se subraya la importancia de la subsidiariedad para alcanzar los objetivos estipulados, hay que garantizar que estas afirmaciones no caigan en saco roto y que no se acabe penalizando a los agricultores y silvicultores de la UE.

El Copa y la Cogeca ven con buenos ojos que la estrategia recoja algunas soluciones interesantes para la agricultura, tales como: conceder ayudas para fines de seguimiento del estado de los suelos, priorizar la investigación en tecnologías innovadoras para tratar la degradación y la descontaminación del suelo y publicar una guía con oportunidades de financiación de prácticas de protección y gestión sostenible de los suelos con miras a 2022.

Asimismo, el Copa y la Cogeca respaldan la implantación de herramientas como los certificados sanitarios de los suelos y la demarcación de terrenos con suelos contaminados, dos propuestas que podrían ayudar a regenerar los suelos de la Unión Europea. No obstante, la Comisión debe cerciorarse de que todas las herramientas sugeridas aportan un valor añadido y no conllevan
una mayor carga burocrática innecesaria para los Estados miembro, los agricultores, ni los silvicultores.

Es fundamental que los objetivos estipulados en la estrategia europea para la protección del suelo se sustenten en un fundamento científico. Por ello, nos complace que la Comisión tenga la intención de realizar una evaluación de impacto en los próximos meses, con el fin de evaluar debidamente cómo repercutirá la legislación sobre la buena salud del suelo en la productividad de los agricultores y silvicultores europeos.