Donaciano Dujo, Presidente de ASAJA Castilla y León

Ya es septiembre, y a la vuelta de pocos días se anuncia la nueva estación y con ella las próximas siembras. A fecha de hoy, todo son dudas e incertidumbre entre los agricultores, y no hay una respuesta clara a la pregunta que hoy se hacen unos a otros: “”Y tú, ¿cuánto y de qué vas a sembrar?”.

Lo cierto es que los profesionales del campo coinciden en la necesidad de andar con pies de plomo antes de tomar decisiones de siembra. Los costes están disparados y ni el tiempo que acompañará la campaña ni los precios que finalmente se pagaran por el cereal están asegurados. Un error puede traducirse en una pérdida de muchos ceros, casi la ruina para muchas explotaciones.

Según un estudio elaborado por ASAJA, sumando los gastos básicos de una hectárea de cereal (abono, nitrato, gasóleo, semilla, herbicida, repuestos, cosechadora y seguro, sin contar amortización, salarios, ni renta), la inversión se duplicado. Ante esta situación, ¿qué alternativas tiene el agricultor? Los ojos del sector están en el abonado, que es el gasto más importante. La disyuntiva que se abre ante el agricultor es o bien utilizar menos kilos o bien adquirir formulaciones con menos concentración de elementos minerales, que ya se están ofertando porque se ve que el sector no puede pagar lo que piden. Incluso hacer ambas cosas: echar menos abono, y además de fórmulas rebajadas, procurando incluso reducir a una aplicación en los terrenos que lo permitan.

Otra posibilidad, sobre todo en los terrenos con menores rendimientos de cereal, es apostar por cultivos que funcionan prácticamente sin abono, como las oleaginosas y las proteaginosas. Esto también es una alternativa muy real, y de hecho se ha encarecido ya la semilla de vezas, que es de las pocas que entra en otoño.

Además, hay que tener en cuenta las características de cada provincia, comarca y zona. Así, el impacto de estas decisiones -incluido el incremento de la superficie de barbecho- puede ser mayor en las provincias con rendimientos históricos más modestos, como puede ser el sur y sureste de la región (Segovia, Zamora, Salamanca, Ávila , Soria…). También los cambios serán más notables en los secanos, puesto que en regadío hay más garantías de conseguir buenas producciones y de que lo que se gaste en input merecerá la pena.

Con la sementera a la vuelta de la esquina, son pocos los agricultores que tienen ya decidido qué y cuánta superficie van a sembrar, o si dejarán más tierra en barbecho. Esto se transmite a toda la cadena de suministros, tanto almacenistas como cooperativas son prudentes a la hora de hacer cualquier tipo de previsión sobre lo que pasará esta campaña. Y mientras los agricultores se preguntan si les merecerá la pena sembrar lo que sembraban otras campañas, desde Bruselas se anima a sembrar más que otras campañas. Contradicciones para las que aún no tenemos respuesta.