La presencia de influenza aviar en una granja de pollos en Ataquines constituye el séptimo foco en la provincia de Valladolid, tras la confirmación este lunes de los análisis por parte del Laboratorio Central de Veterinaria de Algete, de referencia nacional para esta enfermedad. Hasta ahora se han constatado catorce focos en España en aves de corral, mientras la gripe aviar supera ya los trescientos casos en granjas de la Unión Europea y los novecientos en aves silvestres, casi medio centenar en nuestro país.

Las autoridades veterinarias de la Junta de Castilla y León notificaron este lunes, 20 de octubre, un foco de influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) en una granja de pollos en Ataquines (Valladolid), situada dentro de la zona de vigilancia del foco confirmado el pasado 15 de octubre en Olmedo.  

ASAJA-Palencia recuerda que este virus no se transmite al ser humano a través del consumo de carne de ave cocinada, huevos o productos procesados derivados de ellos. En todo caso, se recomienda evitar el contacto innecesario con aves que presenten síntomas o se encuentren muertas en el campo, ya que sí puede contagiarse ocasionalmente al ser humano por esa vía.

La sospecha del nuevo foco se inició el viernes anterior al comunicarse un incremento de la mortalidad a los servicios veterinarios oficiales, que ese mismo día visitaron la granja, con un censo de unas 54 000 aves. Se inmovilizaron de forma preventiva y se tomaron las muestras oficiales remitidas al laboratorio central, que confirmó el positivo.  

Las consejerías de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Sanidad y Medio Ambiente trabajan de forma coordinada, junto con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la adopción de las medidas necesarias para minimizar el riesgo de propagación de la enfermedad y proteger a las explotaciones. 

Las actuaciones se desarrollan con arreglo al protocolo del Programa Nacional de Vigilancia de la Influenza Aviar en España de 2025 y el Reglamento delegado de la Comisión Europea. Entre otras medidas, se aplica la inmovilización de la explotación, el sacrificio y destrucción de las aves, la realización de la encuesta epidemiológica para determinar el origen de la infección y el establecimiento de una zona de protección (tres kilómetros) y otra de vigilancia (diez kilómetros) en torno a cada nuevo foco. 

REFORZAR LA VIGILANCIA Y LA BIOSEGURIDAD. La Junta recuerda la importancia de reforzar las medidas de bioseguridad en las explotaciones avícolas con el fin de evitar el contacto con aves silvestres, así como de intensificar la vigilancia.

En particular, en las aves domésticas es importante detectar la bajada en el consumo de agua y pienso, la reducción de la puesta de huevos, la presencia de mortalidad anormalmente elevada, u otros síntomas clínicos de la enfermedad.

Cualquier sospecha debe ser notificada de inmediato a los servicios veterinarios oficiales para una detección precoz de nuevos focos y, en su caso, adoptar las medidas que impidan la propagación de la enfermedad./