María Teresa Cortés de Luis, socia de ASAJA-Palencia, publica desde El Cerrato, bajo el seudónimo Tess Curtis, novelas románticas rurales que siguen miles de lectores de habla hispana. Amante del paisaje y de la vida en los pueblos, fue ganadera de ovino. En esta entrevista concedida a Campo Regional, afirma que «la lectura nos permite recargarnos de energía para sobrellevar el día a día» y nos cuenta su experiencia literaria.
Teresa Cortés/Tess Curtis es un ejemplo de superación personal. Extremeña de nacimiento, al fallecer su padre se trasladó a Tenerife con su madre. La lectura fue el refugio en las etapas difíciles. Ya de vuelta a la península, y en concreto al Cerrato palentino, con veinticuatro años retomó los estudios y también empezó a estudiar inglés, porque le apasiona la cultura americana. Durante años compartió con su marido (José Antonio Díez Gutiérrez, también socio de ASAJA-Palencia) una explotación ganadera de ovino en Valle de Cerrato. A la vez, escribía con constancia, hasta que un día se decidió a autopublicar su primera novela, Un vaquero leal (2016). Después han llegado una docena de libros, historias de amor ambientadas en ranchos americanos donde las protagonistas no son perfectas, sino «mujeres reales, con sus curvas y problemas». Y ha logrado vender más de noventa mil ejemplares, entre el formato físico y el digital.
—Empezó a escribir y publicar sola, desde su casa. ¿Le ha sorprendido esta acogida?
—Me sorprendió muchísimo. No esperaba que hubiera tantos lectores interesados en mis historias. Al comienzo pensé que al empezar en Wattpad, y ser gratuitas, funcionaban bien por ese motivo. Pero tras el salto a autopublicar en Amazon fui consciente de que no era solo por eso. Estoy inmensamente agradecida por haber logrado esa conexión entre mis novelas y los lectores.

—¿Cómo describiría sus novelas?
—Mis novelas se encuadran en la romántica contemporánea, solo que, en vez de ambientarlas en una gran ciudad, lo hago en las zonas rurales de Estados Unidos, un país que me apasiona desde siempre. Sus protagonistas suelen ser rancheros, hombres o mujeres dedicados al campo, algunos de ellos son veteranos del ejército que, tras terminar sus años de servicio, regresan al rancho familiar, o buscan una oportunidad en uno. Todos se enfrentan a diversos problemas en el camino, pero acaban viviendo una bonita historia de amor bajo el cielo rural norteamericano.
—En sus novelas, el amor ocupa un lugar fundamental. ¿Se puede ser romántica y a la vez tener los pies en la tierra?
—Justo esa es la base de ser romántica e idealista en el mundo de la ficción. En el real, vivimos en un momento complicado, con un futuro incierto. Y, desafortunadamente, las personas de campo estamos acostumbradas a vivir así. La lectura, especialmente el género romántico, nos ayuda a evadirnos durante unas horas, darnos esperanza y recargarnos de energía positiva para sobrellevar el día a día. Seguimos teniendo los pies en la tierra, pero nos enfrentarnos con otro ánimo a las dificultades.
—Ha sido ganadera. ¿Piensa que la sociedad tiene una idea antigua de lo que es el trabajo en el campo?
—Hemos conseguido avanzar bastante en este aspecto. Pero creo que aún hay poca divulgación en los grandes medios de comunicación sobre cómo es el trabajo en el campo en la actualidad y, en ocasiones, se sigue parodiando este trabajo con antiguos clichés. Pero la realidad de los agricultores y ganaderos de hoy en día es que son personas con estudios que, por vocación o tradición familiar, han tomado este camino. Manejan maquinaria compleja y programas que ayudan a su trabajo. Gracias a esto también estamos comenzando a lograr conciliar la vida laboral con la familiar y el tiempo de ocio, aunque en ganadería siga siendo aún complicado.
—Seguro que hay mujeres que leen su experiencia y piensan en su valentía e ilusión, que le ha permitido hacer algo muy especial. ¿Qué consejo les daría a aquellas que tienen algo dentro que también necesita ser expresado?
—Bueno, yo misma he estado diez años autopublicando mis novelas en la sombra y necesité de un empujoncito para contar públicamente lo que hacía. Lo recibí por parte de Amazon, me animaron a hacer un vídeo para ellos y contarlo, mostrar a todos que se puede emprender tu sueño desde el mundo rural, y cómo las herramientas digitales nos ayudan a ello hoy en día. Mi consejo para todas las mujeres que quieran emprender es que nunca pierdan la ilusión en sus proyectos, y que luchen para alcanzar sus metas, aunque el comienzo sea lento, complicado y reciban alguna mirada de reprobación. Que no dejen de creer en sus sueños, y que tengan paciencia y perseverancia. Como decía un refrán del campo, «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero»./