La leche es uno de los productos agroganaderos más castigados, en las últimas décadas, por las normas de la Unión Europea, y la tónica general ha sido de precios bajos, escasa rentabilidad, y abandono de explotaciones. El único consuelo que nos quedaba era que la producción no se reducía, que más o menos manteníamos un volumen similar para atender las necesidades del sector industrial, pero no alcanzábamos a cubrir el autoconsumo y mucho menos a producir para exportar. Al margen de las normas de la PAC, que han sido muy duras, lo que realmente han temido los ganaderos es la presión que ha ejercido la gran distribución utilizando la leche como producto reclamo, acostumbrando a ganaderos y a consumidores a precios bajos. Con miedo de molestar a los consumidores, los dirigentes agrarios hemos criticado esa política comercial que ponía leche en los lineales, hasta hace muy poco tiempo, a sesenta céntimos el litro, lo que llevaba, después del escandallo, a pagarle al productor a poco más de treinta céntimos, un precio de ruina.
Este miércoles, la Lonja de León, recogía precios al ganadero, para los próximos meses, de 51 céntimos de euros el litro, lo que representa una remuneración que podemos considerar aceptable. Para ello el consumidor ha tenido que pagar algo más a la hora de hacer la cesta de la compra, es cierto, pero en ningún caso cantidades prohibitivas para un producto de la calidad que tiene la leche, y seguramente a todos nos parecerá barata si lo comparamos con otros bebidas que no son otra cosa que “agua del grifo con unos polvos”. Esta remuneración está frenando el abandono de las granjas, está impulsando la inversión en la modernización de las mimas, está generando empleo autónomo y asalariado, está valorizando los productos agrícolas que consumen los animales, y está frenando la entrada de productos lácteos del exterior de una calidad más que dudosa y en todo caso no homologable con la de aquí. Aún así, las explotaciones no crecen, quizás por el miedo a que vuelvan los tiempos de leche barata.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 11 de julio de 2025.