Uno de los cambios que propone la Unión Europea en la Política Agrícola Común, a partir del 2027, es fomentar las explotaciones mixtas, es decir, aquellas en las que se compagina la actividad agrícola y la ganadera. Vaya por delante que, ante los cambios de calado y el recorte presupuestario sin precedentes, esta es una cuestión menor, es una anécdota, y en ese sentido quiero tratar el asunto. Pero no me digan a mí que no desvarían los señores y señoras burócratas de Bruselas cuando proponen medidas que no aportan nada, salvo lo estético, y que van contra las leyes más básicas de la economía y contra los tiempos que corren. Porque si algo ha determinado la rentabilidad de los negocios, en las últimas décadas, y la agricultura y ganadería debe de ser también un negocio, es la especialización, es hacer cada uno eso que mejor sabe hacer. Por eso, porque nos hemos especializado, tenemos en nuestra provincia  buenos viticultores, buenos criadores de caballos, excelentes productores de maíz y remolacha, las mejores ganaderías intensivas de pollos o de cerdos, y por supuesto ganaderías de leche situadas en la élite.

Con normas, y a saber si también con presupuesto –con ayudas-, la Comisión Europea quiere fomentar que seamos agricultores y ganaderos, es decir, que volvamos a la agricultura de hace cuatro décadas en la que antes de ir a sembrar las alubias había que dejar dados de comer, sacado el estiércol y ordeñados los animales. Porque ese sistema era económicamente ineficiente, pues casi siempre, según las épocas, desatendías uno de los subsectores para atender el otro, requería más inversiones al necesitar maquinara específica que solo valía para una cosa, y te esclavizaba con horarios interminables que hoy están prohibidos por ley –salvo para los autónomos-. Así que la respuesta que tenemos que dar a las mentes pensantes de Bruselas es que se metan en sus asuntos y nos dejen que nos organicemos como creamos conveniente, que nos dejen que nos dediquemos a lo que cada uno mejor sepa hacer, y que no planifiquen tanto nuestras vidas.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 18 de julio de 2025