Uno de los mayores problemas de los agricultores de todos los tiempos es sin duda la climatología, pues los fenómenos meteorológicos son decisivos a la hora de sacar o no adelante las cosechas, y esto es además una cuestión global que ocurre en todo el mundo. Pero dicho esto, pienso que cuando nos referimos a la provincia de León, deberíamos de casi relegarlo a un segundo término y darle más importancia a las características agronómicas de nuestro suelo cultivable. El ejemplo es el que tenemos en estos momentos en el campo, que tan pronto han caído cien litros de agua por metro cuadrado a lo largo de las últimas semanas de octubre, se ha paralizado toda la labor agrícola tanto de recolección como de siembras y no sabemos cuándo vamos a poder reanudarla. En otras comarcas agrícolas, lloviendo lo mismo o incluso más, en pocos días el terreno vuelve a estar apto para que entren en él las máquinas, y ello debido a su capacidad de drenar a los arroyos o a capas profundas el agua sobrante. Esta facilidad de nuestras tierras para encharcarse y estar así a veces hasta meses, dificulta sobremanera las labores de recolección de cosechas que son de otoño o invierno como el maíz y la remolacha, retrasos que a veces conllevan importantes pérdidas económicas o conllevan no poder hacer ciertas rotaciones con otros cultivos al solaparse los ciclos. Otras veces, muchas veces, el problema nos ocurre en primavera, y cuando después de unas lluvias abundantes en otras zonas agrícolas se entra a trabajar en una semana, aquí esperamos dos o tres a que las tierras oren, y esa espera en no pocas ocasiones conlleva retrasos en las siembras, acortamiento de los ciclos, y consecuencia de ello no se alcanza el potencial productivo de los cultivos. Esto no ocurre en los regadíos tradicionales de las vegas leonesas, pero esos ahora son minoría si se comparan con la gran zona de nuevos regadíos. Los agricultores luchan contra este hándicap nivelando y drenando las parcelas, pero no deja de ser un parche, porque el problema no tiene solución.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 10 de noviembre de 2023