Congresos y exposiciones

Es probable que el proyecto del futuro palacio de congresos y exposiciones de León se hubiera diseñado de otra manera si no hubiera surgido en los años previos a la crisis cuando nos queríamos comer el mundo.

Congresos y exposiciones

Es probable que el proyecto del futuro palacio de congresos y exposiciones de León se hubiera diseñado de otra manera si no hubiera surgido en los años previos a la crisis cuando nos queríamos comer el mundo. Y si no se hubiera fraguado bajo un equipo de gobierno municipal socialista que, con el apoyo verbal de Zapatero en Moncloa, igual hacía aeropuertos, que tranvías, que trenes de alta velocidad, que centros logísticos, o desarrollos urbanísticos para varias generaciones futuras. Quizás se podría haber sido más comedidos en la inversión, empezando incluso por encargar los trabajos a arquitectos noveles y no a los de renombre internacional. La cuestión es que, como bien editorializaba el pasado miércoles este periódico, a corto plazo tendremos un palacio de exposiciones, pero no está ni se le espera al palacio de congresos. ¿Y qué vamos a exponer?. Pues no vamos a exponer nada que sea rentable, así que una vez pagada la deuda, que no será fácil, habrá que presupuestar unos costes de mantenimiento que dejarán temblando cada año las cuentas municipales. Por el contrario, el palacio de congresos, para lo que en principio sí podría haber una cierta demanda, y que a todas luces requiere un menor coste de mantenimiento, se ha postergado para mejor momento. ¿Alguien pensó alguna vez qué era lo primero que se debería de acometer en función de las necesidades de la ciudad y la provincia?. Todo parece indicar que los políticos que han metido mano en este asunto no han tenido otra visión que no sea la de hacer una obra para la posteridad, a la que colocar  un placa con la fecha de la inauguración –por supuesto por todo lo alto-, y dejar el tema de los contenidos para el que venga detrás. Es un tanto absurdo dimensionar servicios para una gran metrópoli que ni somos ni vamos a ser, para una ciudad y provincia que pierde población, que envejece a pasos agigantados, y a la que no se acerca una gran industria ni por equivocación. Quizás deberíamos trabajar más la política de polígonos industriales y no tanto la de palacios. Demasiados palacios.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 4 de noviembre de 2016.