Hace unos días nos recordaban la conmemoración del cuarenta aniversario de la firma del tratado de adhesión de España y Portugal a la entonces Comunidad Económica Europea. La entrada en Europa, un año después, en 1986, supuso un enorme sacrificio para la agricultura española y por extensión para la leonesa, ya que no nos beneficiábamos de un presupuesto que estaba dirigido a financiar excedentes, los que nosotros no generábamos, y además se nos impusieron cuotas de producción, en sectores como remolacha o leche, muy inferiores a nuestros consumo y a nuestras expectativas de producción a medio plazo. Esa Europa no era amable con nuestro campo, pues comenzó imponiéndonos normas, restricciones, sacrificios, y por el contrario no nos aportaba nada en ayudas directas o en apoyos para modernizar un campo que estaba muy distanciado de lo que existía en los otros diez países miembro al norte de Pirineos.
A principios de los noventa, en concreto en 1993, comenzaron a cambiar las cosas, ya que las ayudas a la comercialización se transformaron en ayudas directas al productor, y fue aquí donde comenzamos a recibir fondos de verdad, más de los previstos, por la devaluación de la pesetas respecto al Ecu, y nuestros agricultores comenzaron a mejorar de forma sustancial sus rentas. Ayudas directas que no nos creíamos que pudieran ser verdad, y ayudas al desarrollo rural que modernizaron nuestras estructuras, como fue el impulso de los regadíos y años después de la modernización del regadío, hasta llegar a nuestros días. Desde entonces, desde principios de los años noventa del pasado siglo, Europa ha sido la salvación del campo español, la salvación del campo leonés, hasta el punto de que nuestras rentas son homologables a las de otros países europeos, nuestra calidad de vida seguramente que mejor, y nuestros productos, de indudable calidad, se venden en un mercado de libre competencia en la Europa de los veintisiete y en los países terceros de todo el continente. El campo es europeísta porque se ha beneficiado de una Europa fuerte, la del euro.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 20 de junio de 2025.


