EL F.L.A.

La decisión tomada en su día por la Junta de Castilla y León de no acudir al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) ofrecido por el Gobierno de España, no fue bien recibida por Cristobal Montoro, titular de la cartera de Hacienda.

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 La decisión tomada en su día por la Junta de Castilla y León de no acudir al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) ofrecido por el Gobierno de España, no fue bien recibida por Cristobal Montoro, titular de la cartera de Hacienda. La consejera de Hacienda, Pilar del Olmo y en su caso el consejero Portavoz, De Santiago Juárez, tuvieron que dar no pocas explicaciones a los miembros de su partido político, pues con su actitud ponían en duda las bondades de tal excepcional y generosa medida. También tuvieron que dar explicaciones a la oposición política de Castilla y León, que entendía que la renuncia a este cauce de financiación respondía, más que a la falta de necesidad, al deseo de aparentar fortaleza financiera, rigor presupuestario, austeridad en el gasto y acierto en las políticas del gobierno de Juan Vicente Herrera. Castilla y León trató de demostrar, y quizás hasta lo consiguió, que podía financiarse en los mercados, pues los inversores no veían riesgo alguno de no ver devuelto lo prestado, y que además los tipos de interés eran más bajos que los que se aplicaban a los fondos gestionados a través del FLA. Desde entonces para acá, han ocurrido al menos dos hechos relevantes en materia financiera: España ha ganado credibilidad en los mercados y por tanto tiene mayor facilidad para refinanciara su deuda, y los tipos de interés han bajado tanto que en muchos casos son testimoniales. Pero lo realmente relevante se ha producido cuando, para sorpresa de todos, el Estado promete hacerse cargo de los intereses de la deuda refinanciada a través del Fondo de Liquidez, unos intereses que se le perdonan a quienes habían acudido a dicho sistema pero que deja al margen a las autonomías que se habían valido por sí solas, es decir, las que, utilizando sus propias palabras, son más cumplidoras. Y así, de nuevo está servida la crítica a las decisiones adoptadas por la Junta de Castilla y León que, con un Gobierno de la nación de su mismo signo político, no acierta una porque tan siquiera puede intuir por dónde van a venir los tiros. Y es que la relación de varios consejeros de la Junta, con varios ministros del Gobierno de Mariano Rajoy, es más de adversarios que de compañeros que juegan en el mismo equipo.

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 26 de diciembre de 2014.