EL FLA

No doy crédito a la discrepancia entre Estado y comunidades autónomas respecto a la valoración del ahorro que le hubiera supuesto a varias de estas últimas, entre ellas Castilla y León, si hubieran refinanciado su deuda a través del Fondo de Liquidez Autonómica en vez de acudir a los mercados.

EL FLA
 
No doy crédito a la discrepancia entre Estado y comunidades autónomas respecto a la valoración del ahorro que le hubiera supuesto a varias de estas últimas, entre ellas Castilla y León, si hubieran refinanciado su deuda a través del Fondo de Liquidez Autonómica en vez de acudir a los mercados. Yo me había creído las declaraciones que ha hecho de forma reiterada nuestra consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, en el sentido de que para Castilla y León no se había cerrado el grifo del crédito y que se conseguían mejores plazos e intereses que los que proporcionaba el Gobierno a través del mecanismo del FLA. Y no tengo duda alguna de que saldrá replicando las declaraciones de los responsables de la Hacienda estatal y defenderá sus tesis, como ya ha hecho, por ejemplo, su homólogo de la comunidad de Madrid. Y esto es lo que nos descoloca al común de los ciudadanos, que en una cuestión de números, que es algo objetivo, con posturas opuestas ambas partes puedan tener razón. Y desconcierta más cuando estos rifirrafes se producen entre gobiernos distintos pero sustentados por el mismo partido político, como el caso que nos ocupa, lo que obliga, sobre todo a la militancia, a tomar partido por unos o por otros en función de la simpatía, sin entrar en consideraciones mayores. Esta situación se está produciendo también en el área de agricultura entre quienes defienden los postulados de Arias Cañete y los que defienden los de Silvia Clemente diametralmente opuestos en no pocas materias.
 
En alguna consejería, como la de Agricultura, todavía se sufre el error de no acudir con ciertas partidas de gastos al fondo de pago a proveedores puesto en marcha por el Estado. Hacer frente a deudas acumuladas de altos importes, en años de presupuestos menguantes, ha supuesto retrasar pagos comprometidos a los agricultores y ha supuesto aparcar proyectos importantes para el futuro del campo. Una de esas partidas a las que se debió de hacer frente con la medida de pago a proveedores fue la millonaria deuda que se arrastraba, ahora algo aminorada, con la entidad Agroseguro.
 
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en  La Nueva Crónica del viernes 18 de abril de 2014.