EL PRESIDENTE JUANJO LUCAS

Ha sido generoso y buen compañero de partido el alcalde de Valencia de Don Juan, Martínez Majo, invitando a Juan José Lucas a inaugurar la Feria de Febrero que se celebra estos días.

EL PRESIDENTE JUANJO LUCAS
 
Ha sido generoso y buen compañero de partido el alcalde de Valencia de Don Juan, Martínez Majo, invitando a Juan José Lucas a inaugurar la Feria de Febrero que se celebra estos días. Lo digo porque la invitación a un político que ya no está en la primera línea y que no tiene cartera para repartir subvenciones, únicamente se hace si se piensa y actúa de forma desinteresada. Juan José Lucas, que ha sido muchas cosas en política, ha desempeñado  su cargo más importante en Castilla y León como presidente que lo fue durante una amplia y decisiva etapa de nuestra historia reciente. No está mal recordarlo cuando la frágil memoria lo olvida todo y cuando a una generación de jóvenes su nombre probablemente no le diga nada. Pero fue Juanjo Lucas, y no Aznar, quién ganó por primera vez y mantuvo en mandatos sucesivos la mayoría absoluta en Castilla y  León, dirigió con indiscutible liderazgo el Partido Popular, y se movió como nadie en la estrategia que elevó al PP y a José María Aznar a la presidencia del gobierno de España. Ganaba mayorías absolutas cuando en otros territorios sus compañeros de partido tan siquiera soñaban con llegar alguna vez al poder. El presidente Lucas tenía a Castilla y León dentro de su cabeza, ejercía la política con auténtica vocación y dejó su responsabilidad en la Junta sin escándalos en su partido ni en la institución que gobernó, algo que no es poco en los tiempos que corren.

 
Este funcionario en excedencia del viejo Iryda no tenía mucha idea de agricultura, pero daba instrucciones claras al consejero del ramo, sobre todo en su primera etapa. Facilitó que en su grupo parlamentario hubiera una digna representación de hombres del campo, entre los que estaba el leonés Demetrio Espadas que ayer mismo él recordaba, y tenía en consideración el criterio de los sindicalistas agrarios. En su etapa el campo vivió la peor sequía de la historia –la de 1992- a la cual tuvo que hacer frente, vivió la principal crisis del sector remolachero y la supo apuntalar, su Gobierno se enfrentó a la aplicación de la principal reforma de la PAC y parcheaba como podía  las vías de agua que se abrían en la agricultura por la mala gestión de los últimos mandatos de Felipe González. Defendí ante él el campo en la sede del PP, en su despacho en la Junta y en alguna merienda entre amigos. Escuchaba, preguntaba y tomaba decisiones.
 
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Crónica del viernes 22 de febrero de 2013.

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