LAS PATATAS

La inestabilidad del mercado de las patatas no es nada nuevo, pues quienes se dedican a este cultivo saben que es habitual que se alternen años de precios altos con otros en los que el producto no lo quieren casi a ningún precio.

Las patatas

La inestabilidad del mercado de las patatas no es nada nuevo, pues quienes se dedican a este cultivo saben que es habitual que se alternen años de precios altos con otros en los que el producto no lo quieren casi a ningún precio. Y esto es muy malo para el agricultor, porque si bien es verdad que hay algún año en el que se obtienen rentabilidades exageradas, son más los contrarios, y en todo caso lo deseable sería una estabilidad de precios dentro de una horquilla razonable que asegurase una rentabilidad al productor y unos costes asumibles en los lineales. Para luchar contra esta situación de dientes de sierra en las campañas de la patata, existe el mecanismo de contratos en precampaña, una medida por la que ya optan muchos productores que venden a las industrias de trasformación, pero que no es habitual en el mercado de la patata para el consumo en fresco que se vende en los lineales. Regular la oferta gestionando las siembras tiene la  dificultad de poner  de acuerdo a mucha gente de lugares y con intereses muy distintos, y pierde sentido al trabajar en un mercado globalizado donde lo que no produzcamos nosotros nos  puede entrar del exterior, sobre todo de Francia y otros países de la Unión Europea. El productor de patatas trabaja con una hucha virtual en la que mete el dinero cuando vienen bien las cosas para compensar años como el actual donde, lejos de obtener un beneficio, puede que no se lleguen a cubrir los más elementales costes de producción.

En la provincia de León se han declarado mil setecientas sesenta hectáreas de patatas con una producción estimada de ochenta y cinco mil toneladas de tubérculo. La crisis de precios se ha  iniciado en el sur de Castilla y León, donde el arranque es más temprano. Aquí, con unas buenas expectativas de cosecha, tendrá que producirse casi un milagro para que se descongestione el mercado y los productores puedan recuperar, al menos, la elevada inversión que han realizado para sacar adelante el cultivo. En este contexto, lo deseable sería que los lineales trasladen los bajos precios a los consumidores en vez de engordar sus márgenes de beneficio.

 

 *Artículo de opinión de José Antonio Turrado para La Nueva Crónica del viernes 22 de agosto de 2014.