Los cereales de secano en la provincia de León, con una superficie de unas 100.000 hectáreas, han aguantado unos 15 ó 20 días la falta de precipitaciones, pero finalmente acusan unas pérdidas superiores al 40% sobre las previsiones de excelente cosecha de mediados de mayo.

LEON YA NO ES UNA EXCEPCIÓN HABLANDO DE LA SEQUIA

Los cereales de secano en la provincia de León, con una superficie de unas 100.000 hectáreas, han aguantado unos 15 ó 20 días la falta de precipitaciones, pero finalmente acusan unas pérdidas superiores al 40% sobre las previsiones de excelente cosecha de mediados de mayo. Han bastado tres semanas sin llover y con altas temperaturas para que la sequía se haya adueñado de las fincas sembradas de cereal en secano, haciendo que las previsiones de cosecha al día de hoy, y con revisiones que habrá que hacer a la baja, no sean más optimistas de los 2.000 kilos por hectárea, cuando a mediados de mayo apuntaba rendimientos de 3.500 kilos. Por tanto, al día de hoy se dan por perdidas 150.000 toneladas de cereal (trigo, cebada, avena y centeno), con un valor aproximado de 18 millones de euros.

Hay que recordar que por debajo de 2.000 kilos por hectárea no se cubren los costes de producción, máxime en un año como este con elevados precios del gasóleo y fertilizantes, por lo que la renta del agricultor será tan solo una parte de las ayudas publicas que se otorgan a estos cultivos. Además de los cereales, se están viendo igualmente afectadas por la sequía unas 15.000 hectáreas destinadas a leguminosas y proteaginosas, de las cuales una superficie importante se ha segado estos días para forraje ante la previsión de nula cosecha.

La solución, con el regadío.

De las 115.000 hectáreas de cultivos de secano en la provincia, más de 50.000 forman parte de los planes de regadío en la zona Payuelos, Valderas, Valderaduey y Margen Izquierda del Porma, por lo que si estas obras hidráulicas no se cuestionan y se aceleran las inversiones, se estaría acertando con el único remedio a una situación de sequía que ya es un mal endémico en la agricultura. En el regadío, con los embalses llenos, y a pesar de que se está adelantando el riego en los cultivos, no se esperan restricciones de agua, pro lo que ya al día de hoy hay garantías de una razonable cosecha.

Junto a los productores de cereal, se están viendo afectados por la sequía los ganaderos de ovino por la ausencia de pastos, y en los prados de la montaña se espera recoger menos de un tercio de la cosecha normal de heno cuando empiece la siega dentro de un mes. Todo esto supone un incremento de los coste de producción al tener que comprar forrajes que un año como este están caros.

León, 6 de junio de 2005.