LOS BOSQUES

La Junta de Castilla y León tiene inflados los datos económicos sobre la explotación de nuestros bosques.

LOS BOSQUES 

La Junta de Castilla y León tiene inflados los datos económicos sobre la explotación de nuestros bosques. En términos económicos nuestros bosques no son rentables ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo, y eso es así porque nuestra orografía, la altitud, la escasa calidad del terreno, y el clima extremo, limitan mucho el número de especies arbórea y alargan los ciclos de corta tanto que, en muchos casos, el beneficiario es de las siguientes generaciones a la de quién los plantó. Por si fuera poco, en un país como el nuestro con tantos incendios forestales intencionados y con tanto riesgo de propagación de los mismos en ciertos meses del año, este riesgo tiene un peso importante en la cuenta de resultados de cualquier negocio vinculado al aprovechamiento forestal. Además, en la península Ibérica, en nuestra comunidad autónoma, y por supuesto en León, la implantación de una superficie forestal es cara, muy cara, pues se trata de terrenos rocosos y pobres, con grandes desniveles, de difíciles accesos, que todo junto encarece las labores preparatorias y las labores de mantenimiento en los primeros años de implantación. Y siendo todo esto cierto, lo pero en estos momentos es que la madera no vale dinero. Esos camiones cargados de troncos que nos cruzamos por las carreteras, la mayoría de chopos o de pinos, que proceden de cortas de plantíos, entresacas o limpieza de montes quemados, se venden a precio de saldo. En no pocas ocasiones el valor de lo transportado es inferior a lo que costó cortarlos, acondicionarlos y transportarlos hasta las empresas que los transforman, por lo tanto este negocio no es sostenible y únicamente tiene sentido cuando la propiedad y la inversión es pública y no se buscan resultados, no se espera un necesaria y legítima rentabilidad. Y si a esto se suma que la nueva PAC es más cicatera en los apoyos a la política forestal, corrigiendo excesos que se llevan produciendo desde el año 1992, el atractivo del bosque, como unidad económica, queda todavía más devaluado. Consideración muy distinta tiene el valor medioambiental  del bosque, enriquecedor de la diversidad de una provincia como la nuestra. 

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 19 de diciembre de 2014.