LOS CARBURANTES

No entiendo a algunos economistas que se empeñan en ir contracorriente, quizás para hacerse los interesantes, y le encuentran pegas al hecho de que en los últimos meses se haya producido una escalada de bajada del precio de los carburantes.

LOS CARBURANTES

No entiendo a algunos economistas que se empeñan en ir contracorriente, quizás para hacerse los interesantes, y le encuentran pegas al hecho de que en los últimos meses se haya producido una escalada de bajada del precio de los carburantes. Algunos creen que puede abocar a una deflación, cuestión menor comparado con las muchas ventajas que está acarreando para nuestra economía, y en todo caso, pienso yo que no es lo mismo una deflación por precios bajos en materias primas importadas, que por precios bajos consecuencia de la caída del consumo interno. En la economía real, la bajada de los carburantes supone todo un alivio del que de una u otra forma nos estamos beneficiando toda la sociedad leonesa. Se beneficia un sector del transporte que lleva años con poca carga de trabajo y unos precios francamente muy ajustados, inferiores a los de antes del inicio de la crisis. Nos beneficiamos los miles de trabajadores que necesitamos el vehículo para ir al puesto de trabajo o simplemente para las cuestiones personales y domésticas. Y se benefician amplios sectores productivos que consumen este tipo de energías, en particular el sector agropecuario que mueve sus máquinas, sus tractores, con gasóleo. Y en una provincia como la nuestra, con inviernos largos y duros, la bajada que ya se ha producido de al menos treinta céntimos en el gasóleo de calefacción contribuirá a mejorar los recursos familiares y disponer de mayor capacidad de compra para otros bienes o servicios, o simplemente para destinar al ahorro si es el caso. Por lo tanto, hay que celebrar que el mercado en esta ocasión nos esté dando buenas noticias, que nuestro país ahorre divisas como importador que somos de estas energías, que los negocios funcionen mejor al abaratar costes, y que las familias tengamos un alivio al pasar por el surtidor o llenar el depósito de la calefacción. La lástima es que la bajada del carburante no guarde la misma proporción que la caída de las cotizaciones del crudo, lo que beneficia a las grandes empresas refinadoras, y lástima que un injusto sistema impositivo como es el impuesto indirecto de hidrocarburos, nos obligue a pagar un precio político por algo que es artículo de primera necesidad.

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 23 de enero de 2015