LOS JUBILADOS DEL CAMPO, CADA VEZ MÁS POBRES

En la provincia de León hay unos cuarenta mil jubilados del campo que cobran sus pensiones por el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social, después de haber cotizado en la mayoría de los casos desde los 18 hasta los 65 años, aunque el inicio de la edad laboral fuese mucho antes, me atrevería a decir que «desde que le salieron los dientes».

Los jubilados del campo, cada vez más pobres.

En la provincia de León hay unos cuarenta mil jubilados del campo que cobran sus pensiones por el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social, después de haber cotizado en la mayoría de los casos desde los 18 hasta los 65 años, aunque el inicio de la edad laboral fuese mucho antes, me atrevería a decir que «desde que le salieron los dientes». En el conjunto de España la cifra se eleva a unos 800.000 que cotizaron en el régimen por cuenta propia, y otros 657.000 por cuenta ajena, es decir, que en su día fueron asalariados.

Los 800.000 agricultores y ganaderos, de ellos 40.000 leoneses, que en su día fueron titulares de una pequeña explotación que sacaron adelante como pudieron, con no pocas dificultades, son ahora los pobres del sistema público de pensiones. Las frías estadísticas de la Tesorería General de la Seguridad Social cifran la pensión media de un jubilado del campo que cotizó por cuenta propia en 419 euros al mes, lo que representa tan solo el 65 por ciento de la pensión media en España, y el 54 por ciento de la pensión media en el Régimen General, que es con el que realmente debemos hacer las comparaciones.

Si las pensiones de jubilación son por lo general bajas en toda España, y particularmente bajas en León, en el caso de la agricultura deberían de empezar a saltar todas las alarmas. Una sociedad que vive en el progreso como es la nuestra, en uno de los países de mayor nivel de desarrollo y calidad de vida de Europa, no puede permitir que miles y miles de jubilados del campo de esta provincia tengan que pasar la última etapa de sus vidas estirando los 419 euros que perciben al mes, para cubrir sus necesidades más vitales. Y ya no vale que queramos olvidarnos de nuestros mayores del campo con el argumento de que para vivir en el campo con poco basta, con el argumento de que se va poco al supermercado porque se mata el cerdo y se cultiva el huerto. Hoy en el medio rural el coste de vida es muy similar al de la ciudad, en algunos aspectos mayor, y los jubilados del campo tienen el mismo derecho que el resto de españoles a disfrutar de una vivienda confortable, tener calefacción en invierno, cambiar el turismo cuando no pueda con los años, llamar por teléfono a la familia, y hasta permitirse unas modestas vacaciones de las del Inserso.

No hace falta ser un economista para ver que no salen las cuentas, para ver que con 419 euros al mes no se puede vivir, salvo que se viva en la miseria. Y el secreto está una vez más en el carácter austero de la gente del campo, que ha sido austera en el gasto toda la vida, y que lo es más todavía en la etapa de la jubilación. Pero para miles de nuestros jubilados los tiempos se ponen cada vez más difíciles, y cada año toca hacer un recorte más a los gastos, mientras empiezan a preocuparse qué será de ellos si necesitan a alguien que los cuide, si necesitan acabar sus días en una residencia de la tercera edad si por la razón que sea no cuentan con los cuidados o el apoyo de los hijos u otros familiares.

Pero aún se le puede poner más drama al asunto. Mientras que en el Régimen General y hasta en el de Autónomos en los próximos años las pensiones van a mejorar porque quienes se están incorporando como jubilados han tenido cotizaciones más altas consecuencia de unos mejores salarios o ingresos, en el caso de los nuevos jubilados del campo la situación seguirá siendo la misma. Quien hoy se jubila con 65 años en la agricultura, y quien se jubile dentro de 5 años, seguirá cobrando más o menos lo mismo que el que ya tiene 95 años, es decir, los 419 euros al mes. Por el contrario, quienes se están jubilando actualmente en el Régimen General, están percibiendo una pensión mucho mayor, por lo general, a la media del Régimen que como hemos dicho es de 767 euros. Por tanto, cada año que pase se irá agrandando más y más la diferencia en las pensiones entre los jubilados del campo y los que han trabajado en otros sectores.

El medio rural es ya de por sí un medio difícil, y me atrevería a decir que hasta hostil según para qué. Si en materia de sanidad y salud se han generalizado las prestaciones, y por tanto los jubilados del medio rural gozan de idénticos derechos que el resto de ciudadanos salvo que los servicios especializados los tienen más lejos; en materia de pensiones no se está aplicando un principio de solidaridad y justicia social. Y no se aplicó con anteriores gobiernos ni se está aplicando con el actual que presume de una mayor sensibilidad en este tipo de materias. Los jubilados del campo hoy son los grandes olvidados, y para su desgracia tampoco tienen a nadie que les defienda y reivindique sus derechos.

Posiblemente sea muy fácil decir que se cobra por lo que en su día se cotizó, pero con este argumento nunca se hubiesen aprobado las pensiones no contributivas. Los hijos de esos jubilados sabemos que el negocio no dio para más, y que bastante hicieron si sacaron la familia adelante.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado, publicado en la sección «Tribuna» de La Crónica El Mundo el 22 de mayo 2006