Ante condiciones climáticas adversas como la vivida en nuestra provincia la noche del sábado, de tormentas de lluvia, granizo y fuertes vientos huracanados, se pone de manifiesto la desprotección en la que se encuentra el agricultor, ya que por un lado hay daños no amparados por los seguros, y por otro hay seguros que bien por su elevado precio o por su «letra pequeña», no se suscriben de forma mayoritaria.

LOS SEGUROS AGRARIOS NO RESPONDEN

A LAS NECESIDADES DEL SECTOR.

Ante condiciones climáticas adversas como la vivida en nuestra provincia la noche del sábado, de tormentas de lluvia, granizo y fuertes vientos huracanados, se pone de manifiesto la desprotección en la que se encuentra el agricultor, ya que por un lado hay daños no amparados por los seguros, y por otro hay seguros que bien por su elevado precio o por su «letra pequeña», no se suscriben de forma mayoritaria.

La mayoría de los agricultores de diferentes comarcas agrícolas con miles de hectáreas afectadas por las tormentas del fin de semana no tienen sus cosechas aseguradas, por no responder los seguros agrarios a sus necesidades, por lo que se hace necesario que la Administración ponga en marcha medidas excepcionales de apoyo a sus rentas. ASAJA exige a la Junta de Castilla y León que elabore un informe pormenorizado de daños en las parcelas afectadas, de cada agricultor y de cada finca, y que convoque a las organizaciones agrarias para estudiar medidas de apoyo.

Se han visto afectadas por la lluvia, el viento y el granizo las cosechas de frutales, viñedo, alubias, cultivos de huerta, maíz, remolacha y lúpulo. En este último cultivo el daño es mayor ya que a la pérdida de la cosecha se suman las cuantiosas pérdidas en las infraestructuras de las fincas al arrancar el viento los postes y las alambradas que sostienen la planta.

El seguro del lúpulo abarca los daños por viento huracanado, ya que se consiguió meter esta garantía a petición de ASAJA cuando hace ahora algo más de una década ocurrió un siniestro similar. El problema de este seguro es que tiene una franquicia del 20%, y sobre todo que los daños de las infraestructuras (postes y alambradas), no están amparados por el mismo. En el lúpulo está asegurada un 60% de la superficie, mientras que en cultivos como el maíz el porcentaje no supera el 30%.

León, 6 de septiembre de 2004.