ME DECLARO INSUMISO DE LA FIESTA COMUNERA

Hoy 23 de abril, día de la Comunidad de Castilla y León, fiesta de Villalar o fiesta comunera como otros le llaman, es de esas fiestas en las que en los pueblos no hay Misa, no hay vermú de domingo, y por tanto pasa como un día de trabajo más, diga lo que diga el calendario laboral.

ME DECLARO INSUMISO DE LA FIESTA COMUNERA

Hoy 23 de abril, día de la Comunidad de Castilla y León, fiesta de Villalar o fiesta comunera como otros le llaman, es de esas fiestas en las que en los pueblos no hay Misa, no hay vermú de domingo, y por tanto pasa como un día de trabajo más, diga lo que diga el calendario laboral. En esto en los pueblos tenemos un privilegio, pues la vida el lunes no va a ser distinta al resto de los días de la semana y es más fácil ejercer de insumiso en esta fiesta comunera. Una fiesta comunera en la que uno no sabe bien qué bandera enarbolar, qué himno entonar, qué ideas defender, qué vestimenta llevar, a qué Misa asistir si es el caso, dónde y qué comer, y tampoco sabe si después del café es día de partida y dominó o de jugar a los bolos, a la calva o al tira-soga.

Hace unos años esto estaba más claro. La derecha se quedaba en casa celebrando como podía un día laboralmente no hábil, y mientras unos mataban el tiempo viendo la tele, otros se iban de compras a Madrid, a comer una mariscada a Gijón, o a dar una vuelta al pueblo que siempre es algo muy socorrido, y los agricultores y ganaderos, a lo de todos los días. La fiesta, no nos engañemos, era una fiesta de la izquierda política que tenía en la campa el centro de sus festejos con laureados homenajes, banderas republicanas, pañuelos al cuello y una comida informal en los chiringuitos a base de empanada y chorizo de Cantimpalos.

El actual presidente de las Cortes, José Manuel Fernández de Santiago, ha sido el hombre del PP sobre el que ha recaído la responsabilidad de unir a todos los castellanos y leoneses entorno a una fiesta que tanto nos ha desunido. El método elegido fue empezar por crear una fundación para repartir subvenciones, para editar panfletos, para recuperar la memoria histórica de la región y para sacar fondos a alguna caja de ahorros de la tierra. Como colofón faltaba sumarse a un manifiesto que chirriaba y sigue chirriando con los planteamientos que defiende el PP y embarcaron en la aventura a la patronal CECALE, algo nada difícil si se tiene en cuenta el rumbo incierto que ha seguido en los últimos años. Resultado de todo esto es que en Villalar van los mismos que iban hace 15 años, pues los espontáneos del PP y de CECALE se pegan por allí un paseillo con cara de descolocados y salen en estampida a comer al Parador de Tordesillas. Todavía no tienen práctica en el manejo de la paella en plato de plástico haciendo corro sobre un mantel de cuadros de mercadillo. Lo que no es lo mismo es el manifiesto. Antes, gustase o no, era un manifiesto reivindicativo, cargado de una profunda ideología, y sus autores lo defendían con entusiasmo, con convencimiento y con la utopía de quienes reivindicamos más de lo que sabemos nos pueden ofrecer quienes gobiernan. Ahora ese manifiesto, que ya no puede ser ideológico, que no es reivindicativo, y que su objetivo principal es que no moleste a nadie, se ha convertido en un panfleto de obviedades, al que le sobran los ideólogos que han dejado espacio a los diplomáticos, y nadie sale a la calle a defenderlo. Tiene firmas pero no tiene defensores. No tienen destinatarios. No tiene frescura, ni es ilusionante, ni es reflejo del sentir y las necesidades de los castellanos y leoneses.

Ante tanta unión de la clase política, sindical y empresarial de Castilla y León, reivindico la insumisión. Me declaro insumiso de la fiesta comunera y de su manifiesto, me siento a gusto con el resto de mis compañeros de ASAJA y todos los afiliados insumisos también, y me alegro de pertenecer a una organización que se aparta tantas veces de lo políticamente correcto, que se aparta tantas veces de los pesebres, y que después de tantos años sigue actuando únicamente por principios y convicciones. Estoy seguro que ASAJA podría firmar un manifiesto con toda la izquierda social y política de la región, podría firmar un manifiesto con la patronal de los empresarios a cuyas organizaciones provinciales pertenecemos y podría firmar un manifiesto con el PP cuando sea un partido en la oposición –cuando están en el gobierno son intratables–, pero ASAJA no puede firmar un manifiesto con todos juntos. Nuestra independencia no entiende de enjuagues, de componendas, de gestos políticamente correctos, ni se deja llevar por fotos de familia de quienes no son familias, ni por subvenciones de fundaciones o gobiernos. Los manifiestos que firma ASAJA son de máximos, de pedir todo lo que demandan los castellanos y leoneses, lo que demandamos los agricultores y ganaderos. Y comer en la campa, como todo el mundo puede imaginarse, no es problema para un agricultor o ganadero que se come el bocadillo mientras ara a vertedera, pero precisamente por eso, por hacerlo tantos días al año, odiamos los platos de plástico y las neveras de campo. Para los días de fiesta reivindicamos el derecho a comer sentados, con vajilla y a ser posible en el restaurante.

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado Fernández, secretario general de ASAJA de Castilla y León, publicado en la sección Tribuna de La Crónica El Mundo del 23 de abril de 2007.