El endeudamiento del sector agroganadero de la provincia de León alcanza una cifra de 248,1 millones de euros, según una estimación realizada por ASAJA tomando datos de ámbito nacional publicados por el Banco de España. Este endeudamiento tiene como destino las inversiones en el sector, incluida la compra de tierras, así como el circulante que se requiere para afrontar los gastos de cada cosecha. La información que recaba el Banco de España proviene de operaciones formalizadas con las entidades financieras, por lo tanto no tiene en cuenta la deuda que mantiene el sector con los proveedores, pues en el caso de la provincia de León es habitual que los intermediarios financien las compras de semillas, abonos y fitosanitarios, hasta la entrega de la cosecha. Esta financiación puede suponer 45 millones de euros y se alarga por un periodo medio de ocho meses.
La deuda del sector agrario representa el 38,17% de todo lo que se factura (650 millones de euros en la provincia de León) y el 33,1% si a lo que se factura se suman unos 100 millones de euros en subvenciones de la PAC. Si la comparación se hace con la renta agraria, las cifras son muy equivalentes, superando ligeramente el endeudamiento a la renta.
Si la deuda se reparte entre los 6.800 agricultores profesionales de la provincia, prescindiendo de una cantidad poco significativa que correspondería a los jubilados y agricultores a tiempo parcial, cada agricultor tiene contraída una deuda, con las entidades financieras, vinculada a la actividad profesional que desarrolla, de 36.500 euros.
Las principales inversiones que está realizando el sector son las que tienen que ver con la compra de tierras, modernización de regadíos, compra de tractores y maquinaria, y construcción de naves agroganaderas. El sector no está teniendo en estos momentos excesivas dificultades para financiarse, y los tipos de interés son razonables, por lo que el mayor problema está en la escasa rentabilidad para afrontar las amortizaciones de los préstamos. Si algún reproche pone ASAJA al papel de la banca en su financiación al campo, es un cierto desconocimiento de la realidad del sector por parte de quienes toman las decisiones, lo que lleva a fijar calendarios de pago a veces poco realistas, y por lo general cortos en los plazos. Las amortizaciones en el campo son a largo plazo, y así deberían de ser los préstamos con los que se afrontan las inversiones, algo que con frecuencia no ocurre.
Los jóvenes siguen siendo los que mayores problemas encuentran para financiar sus proyectos, y en la mayoría de los casos requieren de las garantías que aporta el resto de la familia. Por otro lado, en la provincia de León es difícil la financiación agraria con garantía real, ya que la mayoría de las tierras carecen de títulos de propiedad, bien porque nunca se han concentrado, o porque tras un proceso de concentración o reconcentración parcelaria la Junta de Castilla y León no ha entregado los títulos de las fincas de reemplazo (la demora sobrepasa ya los 15 años desde que se toma posesión de la finca).
León, 10 de abril de 2019.