NUESTRAS ELECCIONES NO SON EN MAYO, SON EN DICIEMBRE

A finales de año afrontaremos las terceras elecciones democráticas de la época más reciente a Cámaras Agrarias.

NUESTRAS ELECCIONES NO SON EN MAYO, SON EN DICIEMBRE

A finales de año afrontaremos las terceras elecciones democráticas de la época más reciente a Cámaras Agrarias. Unas elecciones que tienen casi como única finalidad medir la representatividad de las diferentes organizaciones agrarias para que sirva de referencia a los poderes públicos y a la industria agroalimentaria. Unas elecciones que suponen un importante coste económico, un gran esfuerzo personal y que son motivo de enfrentamientos que rayan hasta en lo personal entre las diferentes opciones que concurren al proceso. Todo ello hace pensar en si de verdad merece la pena o si por el contrario sería mejor abolirlas. Pero lo cierto es que hasta ahora han sido muy positivas y mientras siga en vigor la normativa actual y por tanto se convoquen, hay que hacer lo que sea para ganarlas. Cuando unas elecciones se convocan, como es ahora el caso, ya no valen preguntas metafísicas, hay que ganarlas porque de lo contrario las ganan los otros. Y no sé si sirve de argumento pero si los franceses celebran elecciones similares a estas, como las que acaban de celebrar en febrero donde ganó el sindicato amigo FNSEA, será que son necesarias pues en cosas de la agricultura los franceses siempre son un referente.

Lo que vamos a discutir el domingo 16 de diciembre no es tanto un poder que no existe en las Cámaras Agrarias sino el modelo de agricultura y ganadería que queremos defender. Necesitamos el apoyo de los agricultores y ganaderos leoneses a la política agraria que llevamos defendiendo en solitario y a veces con la contra de otras organizaciones colegas. La defensa de la empresa agraria, de la capacidad del agricultor para tomar decisiones, la permanencia de las ayudas públicas sin recortes ni modulaciones, la simplificación de la PAC basada en el desacoplamiento total de todas las ayudas, el libre mercado en las cuotas lecheras y otros derechos de producción, las facilidades para que los jóvenes se incorporen al campo o ayudas tan sociales como las que van a las zonas desfavorecidas o a las jubilaciones anticipadas agrarias, están en la línea de lo que nosotros queremos. Vamos a decidir si queremos que el sindicato que pite sea ASAJA con su independencia demostrada de los poderes políticos y económicos o si por el contrario queremos que sean sindicatos politizados con líderes comprometidos con ciertas ideologías y hasta con cargos en las instituciones.

Hace cinco años un respetable grupo de agricultores de ASAJA se dejaron llevar por la demagogia sobre todo de la Coag y cambiaron su voto o se quedaron en casa. El resultado fue que ASAJA perdió un 10 puntos porcentuales de votos. Hoy ese sindicato está dividido y apoyando incondicionalmente al gobierno del PSOE con una política desde el ministerio de Agricultura que terminará por arruinarnos a todos. Los aciertos de ASAJA y los errores de los demás deberían de ser suficiente para recuperar la mayoría absoluta tan injustamente perdida. De todos nosotros depende.