Las restricciones que ya se preparan de cara a las fiestas navideñas para luchar contra el COVID, en la línea de no permitir reuniones de más de seis personas, van a tener un efecto desincentivador del consumo, lo que puede ser bueno a corto plazo en la economía doméstica y quizás también para la salud y para ciertos cánones de belleza, pero sin duda será nefasto para la economía en general y en particular para la agricultura y las empresas agroalimentarias. La teoría es muy sencilla: en las comidas numerosas, de esas que se celebraban con amigos , con familiares o con compañeros de trabajo, se come más y se desperdicia más, y consecuencia de ambos factores de gasta más. Es evidente que en una comida numerosa, en la que por lo general se está a gusto ya que suelen ser voluntarias y no forzosas, el tiempo en la mesa se alarga, se come muchas veces porque eso es parte de la fiesta, se come a veces por la insistencia del de al lado, o del anfitrión, o por probar de todo, y se bebe más de lo que lo haríamos en una comida en la intimidad del círculo familiar más próximo. En esas comidas de seis que tiene previsto el Gobierno pienso yo que con una botella de vino sobrará, dicho claro está haciendo una media. En una comida más numerosa, se bebe más, y se abre una mayor variedad, pues lo normal es que a unos le guste el tinto, a otros el blanco, y a otros el rosado, por lo que al final, entre lo que se bebe y lo que se tira, se ventilan varias botellas de Albarín o Godello, de Mencía y de Prieto Picudo. No veo yo mucho interés en comprar un lechazo para seis, ni en encargar tartas como la rueda del carro de grandes, ni en quitarle el polvo a las botellas de licores que ya solo se consumen en los días señalados. Las comidas y las cenas de navidad, así planteadas, serán un desastre, un fracaso, y siendo cierto que supondrán un ahorro para la mayoría de las familias, no es menos cierto que la economía se mueve cuando todos hacemos excesos, cuando nos gastamos lo que tenemos y lo que nos dejan endeudarnos, cuando tiramos la casa por la venta para agasajar a los nuestros. Pero que haya salud.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes27 de noviembre de 2020.