Un reciente informe de la Comisión Europea ha puesto de manifiesto que el 34 por ciento de las explotaciones agroganaderas en el ámbito de la Unión Europea generan ingresos superiores a sus costes, es decir, generan beneficios. Aclara el informe que se han tenido en cuenta todos los costes: gastos corrientes, amortización de las inversiones, mano de obra propia y asalariada, capitales propios y coste de oportunidad de tierras propias. En el 53 por ciento de las explotaciones no se cubren todos los costes, y el 13 por ciento sufre pérdidas netas, en muchos casos incluso sin tener en cuenta las amortizaciones. Entiendo que para este estudio económico se han contabilizado, en el capítulo de los ingresos, las ayudas de la Política Agrícola Común.
Uno de los objetivos de la política agraria, para mí el más importante, en cualquiera de los ámbitos de gobierno, debe de ser alcanzar la viabilidad plena de las explotaciones agrarias, que dicho sin tapujos es algo así como sacarlas de las pérdidas, o dicho en positivo, ganar dinero. Porque la agricultura es una actividad empresarial, y cada vez más, lo que implica que si no salen las cuentas, el recorrido que queda es muy corto. Nadie invierte y trabaja para perder dinero, como nadie le vende a quién no da garantías de que te vaya a pagar, o nadie presta a quién no dé garantías de que va a devolver lo prestado con sus correspondientes intereses.
Otra cosa distinta es que alguien llegue al sector, equivocado, pensando en ganar mucho dinero en poco tiempo, con poco trabajo y con poca inversión. Creo que esto no existe en el campo, y es bueno que sea así, porque si ocurriera, otros con más medios vendrían a ocupar nuestro espacio. Nuestros agricultores se conforman con ganar un salario digno, ahorrar algo para cuando vengan tiempos peores, poder renovar y amortizar la maquinaria, y comprar alguna tierra para no depender tanto de lo de los demás y hacer algo de patrimonio. Patrimonio que no solemos vender al jubilarnos y que pasamos a la siguiente generación, que no siempre sabe valorarlo.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 4 de julio de 2025