Una de las ocurrencias de Francisco Igea, líder de Ciudadanos en Castilla y León y hombre llamado a revolucionar la vida política, es que en el futuro Gobierno de Castilla y León no haya políticos sino tecnócratas. Bien está que los políticos no se metan en cuestiones ordinarias de gestión y que dejen a los técnicos hacer su trabajo, y por la misma regla de tres igual de bien está que los técnicos no se dediquen a la política. El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León tiene que estar formado por políticos, y a poder ser de los que van en listas electorales y tienen la obligación, al menos moral, de rendir cuentas a sus votantes. Si Ciudadanos va buscando consejeros de despacho, de esos prejubilados de grandes empresas reciclados a lo público después de recibir jugosas indemnizaciones, sencillamente se equivoca, y con ello nos perjudica a todos los leoneses y castellanos. Otra cosa es que eleve el listón profesional e intelectual de quienes sean llamados a ocupar un puesto tan relevante como el de sentarse en la Junta de Consejeros del Colegio de la Asunción en Valladolid, aunque a la vista de algunas declaraciones sobre posibles vetos, parece que lo que quiere es que no haya a su lado consejeros que le puedan hacer sombra, y menos si son leoneses. Se cree el señor Igea con una capacidad profesional, intelectual y moral propia de seres superiores a los humanos, por lo que no es descartable que ese poder temporal que le ha dado la suerte, lo utilice para proponer equipos de extraterrestres al frente de las distintas responsabilidades en la Junta de Castilla y León. Otra cosa es que su aliado, en principio el PP, tenga tragaderas hasta para dejar a los mejores de los suyos en la cuneta, como una piltrafa, a cambio únicamente de hacer presidente de la Junta a Alfonso Fernández Mañueco. El centroderecha de Castilla y León no entendería eso de alcanzar el poder a cualquier precio, y en León no entenderíamos que aparten a los que despuntan para que nos gobiernen jubilados del Ibex.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 28 de junio de 2019.