Cualquier motivo es bueno para reconocer la labor de la mujer en el campo, y por supuesto lo es por coincidir con una fecha dedicada al reconocimiento general de su trabajo, sea cual sea la profesión, y tanto dentro como fuera casa, que en el caso de ellas el matiz es importante. La mujer rural, la mujer agricultora, se llevó la peor parte de ese trabajo penoso de la agricultura de hace décadas, cuando la mecanización no había entrado con la fuerza actual, y cuando además en esas labores domésticas, casi nada compartidas con los hombres, tampoco disponían de los electrodomésticos que tenemos hoy en día, ni tenían los recursos y el nivel de vida actual. En la agricultura y ganadería moderna y mecanizada, mayoritaria afortunadamente en la provincia de León, las mujeres juegan el papel que en cada caso decidan, y no debería de haber una discriminación en función de sexo. Y hablo de la mujer agricultora y ganadera, sin entrar a valorar el equilibrio de responsabilidades entre géneros en el cuidado de la casa, los hijos y las personas mayores. Muchas explotaciones agrarias leonesas no están dimensionadas para trabajar ambos cónyuges, con lo cual, lo razonable es que agricultor sea uno de ambos, no los dos, y por lo general, suele ser el marido. Son escasos, pero existen, los casos de mujeres agricultoras que llevan la explotación bajo su titularidad y su trabajo, sin contar con nadie que le ayude, tan siquiera el marido o pareja si es que conviven con alguien. Por último, todavía hay explotaciones, más ganaderas que agrícolas, que por su tamaño dan empleo a ambos cónyuges, que entiendo que la titularidad es compartida independientemente de la forma jurídica, y que ambos están involucrados en la gestión y el trabajo, repartiéndose las tareas en función de la fortaleza física y las habilidades de cada uno. A la mujer que de verdad es agricultora no se le discrimina, se le admira y se le trata de igual a igual, por lo menos por la mayoría de los colegas que son gente normal. Y las leyes actuales le favorecen, cosa que nos alegra
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 9 de marzo de 2018.