Según recogieron las crónicas, la convención del PP celebrada el pasado fin de semana en Madrid supuso un rearme ideológico para un partido que desde hace unos meses tiene un nuevo líder y que tiene que marcar un discurso diferencial entre Vox, a su derecha, y Ciudadanos, a su izquierda. Confieso que no me he enterado mucho de los cambios ideológicos que se han producido en el PP desde el pasado fin de semana, y me temo que nadie se va a esforzar demasiado en publicarlos y menos en tratar de hacerlos llegar, por diversos medios, a cada uno de los votantes españoles antes de las elecciones de mayo. La derecha ya tiene un centro, que es el PP, y la izquierda terminará teniendo otro entre el voto tradicional del PSOE y la extrema izquierda de Podemos, donde se podría colocar la facción más moderada de Errejón. Pero bueno, al margen de sutilezas ideológicas, creo que el gran reto del PP, y me atrevería a decir que de los demás también, es encontrar estos días candidatos solventes, gente honesta y trabajadora, ciudadanos con vocación de servicio hacia los demás, que estén dispuestos a ocupar listas electorales de esas que no se cobra o que se cobran cuatro perras. Es difícil ganar unas elecciones locales, por mucho rearme ideológico que tenga el partido, si en las candidaturas no van los mejores de cada pueblo, si en las candidaturas no va gente ilusionada y entusiasmada con la idea de ganar para sacar adelante una forma de gobierno. O mucho me equivoco, o en este partido del rearme ideológico en estos momentos faltan candidatos. Veo cansados a muchos de los que están y creo que están aceptando repetir un tanto forzados por ese sentimiento de responsabilidad que a veces nos puede. No atisbo el más mínimo interés de los jóvenes por ocupar candidaturas locales e irse capeando en esto de la política aunque sea la política con minúsculas. No veo personas dispuestas a renunciar a su tiempo, y sobre todo a la gestión de sus negocios, por ocupar un cargo municipal, salvo que sea un funcionario cuyo puesto de trabajo no peligra. Y los corruptos, que siempre acechan, tienen miedo a los jueces.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 25 de enero de 2019.