En medio de esta fuerza desbocada de mandar a todo el mundo para su casa, el ministerio de Agricultura y la Junta de Castilla y León han decidido interrumpir la campaña oficial de saneamiento ganadero por un periodo que será al menos tan largo como dure el estado de alarma. Pues bien, pienso que hay servicios que deben de mantenerse, y que la decisión de mantenerlos se ha de basar en la necesidad real de dicho servicio, y en el riesgo que suponga para la difusión del coronavirus de la gripe. La necesidad de dar continuidad a las campañas oficiales de saneamiento ganadero radica en no interrumpir los trabajos que se llevan desarrollando durante décadas, y que ahora, por fin, presentan unos buenos resultados que no deberían de retroceder nunca. Además, hay muchas explotaciones pendientes de nuevas pruebas para negativizar positividades anteriores, y por otra parte, en las zonas de montaña el saneamiento hay que hacerlo en los primeros meses del año antes de que los animales salgan a los pastos, ya que en caso contrario se dificulta mucho el manejo y se corre un riesgo cierto de no chequear al cien por cien de la cabaña. No debemos de olvidar que estamos hablando de enfermedades complicadas de erradicar, como la tuberculosis bovina, y no debemos de olvidar que se trata de zoonosis, es decir, de enfermedades que afectan a personas y a animales, por lo que las campañas de saneamiento tienen una finalidad económica, pero también de salud y bienestar animal, y lo que es más importante, de salud pública. Sobre los riesgos que supone mantener las pruebas de saneamiento durante el estado de alarma sanitaria por el coronavirus, no voy a decir que no existan, pero es obvio que son mínimos ya que se desarrollan en un ámbito despoblado, en la explotación ganadera o los pastos, y con un número de personas que no suele sobrepasar a dos veterinarios y un par de operarios de la propia explotación. Además, los veterinarios, como profesionales de la medicina animal, conocen como cualquier otro sanitario a los virus y la forma de evitar su propagación.
*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 20 de marzo de 2020.