Uno entiende que poner en el mercado una vacuna efectiva contra un nuevo virus como ha sido el COVID19, y hacerlo en un plazo corto de tiempo apremiado por los efectos devastadores de la enfermedad, es una tarea difícil y solo al alcance de grandes compañías que ponen a disposición del objetivo ingentes cantidades de dinero para acompañar el trabajo de las mentes más prodigiosas. Tarea difícil que una vez más le hemos encargado a la empresa privada, cierto que con apoyo público, por más que una buena parte de nuestra sociedad únicamente crea en lo que se gestiona desde la administración, sobre todo en cuestiones relacionadas con la salud como ha sido el caso. Cuando la ciencia y la técnica han resuelto el problema, es decir, se han descubierto vacunas eficaces, el problema está siendo el producirlas en cantidades suficientes para las necesidades mundiales, y digo mundiales porque en esta cuestión habrá que pensar que la vacuna tiene que llegar a todos los ciudadanos del mundo independientemente de su lugar de residencia y condición. Si las empresas que han desarrollado las vacunas no tienen capacidad para producir al ritmo que se necesitan, la alternativa es producir a maquila en otros laboratorios, que los hay y muchos, con la tecnología y capacidad fabril para ello. No estoy hablando de expropiar la patente, estoy hablando de que quienes tienen la patente paguen a otros laboratorios para que le fabriquen la vacuna repartiéndose entre ambos en su justa medida los márgenes comerciales. En el mundo, en Europa, en España, hay laboratorios que estarían deseosos de una mayor carga de trabajo y de contribuir a resolver los efectos sanitarios y económicos de esta pandemia, y lo único que hace falta es la iniciativa para hacerles el encargo, y si no sale de quién tiene la franquicia, bien podrían decretarlo los estados donde radica su domicilio social. Y voy más allá, porque si fuera necesario, para eso tenemos también los laboratorios de sanidad animal. Todo menos que se muera la gente porque no se fabrican vacunas suficientes para inmunizar en un plazo razonable.
* Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 12 de febrero de 2021