QUE CUNDA EL EJEMPLO DEL AYUNTAMIENTO DE MIERES

Que el ayuntamiento de Mieres quiera comprar terrenos de pastoreo para uso y disfrute de sus ganaderos, en los años que corren, es cuando menos un acontecimiento digno de ensalzar por quienes enarbolamos la defensa de los intereses agrarios y ganaderos.

Artículo de opinión de José Antonio Turrado para la sección Tribuna de «El Mundo La Crónica», del 23 de octubre de 2006.

 

QUE CUNDA EL EJEMPLO DEL AYUNTAMIENTO DE MIERES

Que el ayuntamiento de Mieres quiera comprar terrenos de pastoreo para uso y disfrute de sus ganaderos, en los años que corren, es cuando menos un acontecimiento digno de ensalzar por quienes enarbolamos la defensa de los intereses agrarios y ganaderos. El mérito no le viene de haber adquirido hace un siglo el puerto de Pinos a la Fundación Sierra Pambley, aunque también, sino que le viene más de las gestiones que están haciendo ahora para adquirir otro similar y contiguo, conocido como el puerto de los Hidalgo. En nuestra provincia leonesa los acontecimientos van más bien en sentido contrario: enajenaciones de terrenos rústicos, subasta al mejor postor sin consideración alguna con los lugareños, forestación indiscriminada, y subida de las rentas hasta no guardar relación razonable con el beneficio esperado de quién todavía pastorea sus reses.

Desde este lado de Pajares podemos ver con recelo que los asturianos compren nuestros pastos, que arrienden nuestras tierras para traer aquí su ganado, y nos puede sentar muy mal que quieran hacer valer sus leyes en nuestro territorio. Pero dicho esto, tenemos que defender el modelo de gestión de las fincas públicas que antepone los intereses de los vecinos que desarrollan su modelo tradicional de ganadería, frente a la tentativa de olvidarse de éstos y rentabilizar la propiedad a costa de lo que sea. Y es que en León existen varias decenas de puertos de montaña, propiedad de juntas vecinales, que se han arrendado a los ganaderos asturianos por ser éstos los que más pagan por ello, lo que en no pocas ocasiones ha supuesto la erradicación a corto plazo de la ganadería local. Las razones por las que un ganadero asturiano puede pagar por los pastos más que un ganadero leones, hay que buscarlas la mayoría de las veces más que en una mejor gestión del negocio, en la desviación para éste de fondos de los salarios de la mina, o lo que es peor, de las prejubilaciones de la mina o de ciertas empresas públicas que hemos pagado todos los españoles con nuestros impuestos.

Con toda seguridad los ganaderos leoneses no van a estar interesados en adquirir unos terrenos para pastos que, aunque nada más sea por tratarse de una importante superficie que de por sí ya es atractiva para muchos, van a ser tremendamente caros. Y si es así, para que venga una empresa desconocida a comprarlo con miras cinegéticas o de ocio en general, o para invertir dinero negro, es preferible que se lo quede quien ha demostrado preocuparse por sus ganaderos, es preferible que se lo quede una administración local que todavía habla de la ganadería como una fuente de riqueza económica, cultural y medioambiental.

Sin tener mucho que objetar a que una administración o inversor privado compre propiedades agrícolas en nuestra provincia, siempre que actúe limpiamente respetando las reglas del mercado, sí hay que recordar que el hecho de estar enclavada la propiedad en el territorio de Castilla y León hace que se tengan que respetar las reglas de éste, algunas tan concretas como las que se refieren al movimiento de ganados y a la sanidad animal, y que no siempre se han respetado. Si además los terrenos se adquieren con cargas, como fue en su día el caso del puerto de Pinos, donde se reconocía el derecho de los ganaderos leones a utilizar los pastos, ahora no pueden saltárselas a la torera, por más que dicha carga duela o pueda resultar anacrónica.

Posiblemente hoy el ayuntamiento de Mieres no adquiriría un puerto de pastos donde los ganaderos leoneses mantuviesen el derecho de aprovechamiento, como quizás tampoco hoy la Fundación Sierra Pambley tuviese la osadía de echar a los ganaderos leoneses de los prados que aprovecharon toda la vida, especulando con los terrenos igual que han hecho con otros más fáciles de poner en valor por estar ya dentro de la ciudad de León.

Desde la organización agraria ASAJA hemos denunciado la pasada primavera los privilegios en materia de sanidad animal que le otorgaba la propia Junta de Castilla y León a los ganaderos asturianos que aprovechan el puerto de Pinos. Es de desear que estos privilegios no se vuelvan a repetir, y que en esta materia se trate a todos por igual, y en ningún caso se trate con más flexibilidad a los de fuera de la Comunidad. Y desde ASAJA apoyamos, porque ya no es nuestro cometido hacer otra cosa, que las administraciones implicadas eviten injerencias territoriales tanto del ayuntamiento de Mieres como del Gobierno del Principado. Y seguiremos exigiendo medidas de política agraria específicas para la ganadería de montaña que traten de atenuar la sangría de efectivos que cada año dejan su profesión, sin que se atisbe posibilidad alguna de relevo generacional.

 

 

León, 17 de octubre de 2006.