QUE NO NOS REPRESENTAN

Ese lema de “que no nos representan”, utilizado por los movimientos anti sistema refiriéndose a los partidos políticos, le viene a pedir de boca a una serie de empresas bodegueras del Bierzo que están formando una pinza para evitar que los viticultores independientes entren en el Consejo Regulador de la denominación de origen.

QUE NO NOS REPRESENTAN
 
Ese lema de “que no nos representan”, utilizado por los movimientos anti sistema refiriéndose a los partidos políticos, le viene a pedir de boca a una serie de empresas bodegueras del Bierzo que están formando una pinza para evitar que los viticultores independientes entren en el Consejo Regulador de la denominación de origen. Porque, efectivamente, estas grandes bodegas y otras no tan grandes, que a su vez tienen viñas y optan a ocupar en el Consejo los puestos reservados para los productores, no representan a la viticultura familiar del Bierzo, a esos agricultores que se han dedicado toda su vida al viñedo, ni a los hijos de esos agricultores ahora jubilados que han seguido adelante con la explotación de sus padres haciéndola más grande y viable. Y cometen un fraude de ley tratando de suplantar a quién de verdad debe de estar en el Consejo, pues el legislador, en su día, obró con buen criterio al diseñar una representación paritaria formada, por un lado por las bodegas, y por otro lado por los  viticultores.
 
Atrás han quedado los tiempos en los que para presidir la Cámara Agraria se elegía a un juez de la capital o para la Caja Rural a un funcionario del Estado. Hoy los agricultores no necesitamos salir del sector para encontrar personas que nos representen, y los viticultores bercianos no necesitan a nadie para que defienda sus intereses en el órgano que regula la calidad de la uva y el vino, pues ellos mismos se bastan y se sobrar. Nuestros viticultores son gente formada, grandes profesionales en su materia, y muchas veces con una amplitud de miras que ya la querrían para sí muchas empresas vitivinícolas con proyectos cortoplacistas y absoluto desarraigo del territorio.
 
Soy partidario de gestionar con el sentido común, sin más normas. Pero si ese sentido común no se impone, habrá que convencer a quién gobierna y legisla para que la norma no permita a un empresario estar en los dos lados de una mesa donde bodegueros y agricultores se sientan a trabajar, de igual a igual, para defender intereses comunes.
 
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes  10 de enero de 2013.