Servicios públicos

Los servicios públicos que mejor están funcionando en nuestros pueblos no son los que prestan las administraciones públicas, son los que llegan de la mano de empresas o instituciones particulares

Servicios públicos

 

Los servicios públicos que mejor están funcionando en nuestros pueblos no son los que prestan las administraciones públicas, son los que llegan de la mano de empresas o instituciones particulares. Cierto que lo hacen con ánimo de lucro, pero eso no desvirtúa el servicio que se presta a unos ciudadanos del medio rural que en muchos casos tienen grandes dificultades para suplirlos si se los dejan de prestar. Me estoy refiriendo a ese servicio público de puerta a puerta del panadero que reparte por nuestros pueblos, del que todavía llega con la bombona de butano, del camión de los congelados, del pescadero y carnicero, del que reparte desde su furgoneta productos de droguería y útiles de hogar, o de algunos tenderos de toda la vida que se resisten a dejar de atender a sus clientas ya la mayoría ancianas. También es un servicio público el bar del pueblo que está abierto todo el año aunque únicamente gane dinero el mes de agosto, y es un servicio público el que prestan los curas esforzándose por cumplir con los actos religiosos estos días de tantas fiestas, atender a los que vienen de fura y quieren una misa por sus difuntos, y enterrar a los muertos cuando les ha llegado la hora. Si algunos de estos servidores públicos ganan dinero, francamente me alegraré de ello, pues se lo tiene merecido, y ojalá las administraciones tuvieran con ellos un trato diferencial, con una discriminación positiva, al cobrarles los impuestos. Y esos otros servicios públicos en el sentido estricto y literal del término, salvo excepciones, son un desastre. En nuestros pueblos se está dando un servicio sanitario francamente deficiente, el transporte público es escaso y no se adapta a los horarios del comercio y los servicios en los lugares de destino, los servicios sociales dejan mucho que desear, la enseñanza se ha llevado a los grandes núcleos urbanos, y la seguridad ciudadana y  protección de los bienes acusa la falta de medios en la Guardia Civil. En definitiva, y como casi siempre, se puede esperar más de quién menos tiene y menos puede, que del todopoderoso Estado que nunca aparece cuando lo necesitas.

 

*Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en la La Nueva Crónica del viernes 21 de agosto de 2015.