SETENTA Y CINCO

Setenta y cinco son los años a los que se ha jubilado uno de los miembros del Consejo de Consultivo de Castilla y León, según informaba ayer la prensa, que ocupaba el cargo como miembro nato, por ser ex presidente de la Junta de Castilla León.

SETENTA Y CINCO 

Setenta y cinco son los años a los que se ha jubilado uno de los miembros del Consejo de Consultivo de Castilla y León, según informaba ayer la prensa, que ocupaba el cargo como miembro nato, por ser ex presidente de la Junta de Castilla  León. No es el primero ni será el último que agote su mandato, en este y en algún otro organismo similar como el Consejo de Cuentas, apurando hasta la edad máxima de setenta y cinco años que contempla la normativa que los regula. No estoy yo en contra de poner límite a la edad de jubilación cuando el trabajador ejerce por cuenta propia o trabaja por cuenta ajena para un empresario que considera que todavía es válido para el puesto de trabajo que ocupa. Si estoy en contra, como ciudadano, de que en la función pública y en organismos públicos a los que se acede por mecanismos distintos a la oposición, los elegidos puedan ampliar su vida laboral. Porque muchas veces, o casi todas las veces, no nos engañemos, la vida laboral se prolonga cuando el puesto de trabajo es cómodo y bien remunerado, cuando es más entretenido estar en el puesto de trabajo que disfrutando de otras actividades propias de un jubilado. 

Me parece bien que se le agradezcan los servicios prestados a don Constantino Nalda y que se jubile, por fin, con todos los honores. Pero en tiempos tan revueltos donde es tan importante la política de gestos, habrían hecho bien si hubieran metido menos ruido y el hecho hubiera pasado más desapercibido. Porque es difícil hacer que los jóvenes se integren en el sistema cuando algunos se empeñan en aferrarse a los cargos, a los bien remunerados, cerrando el paso al relevo generacional. En difícil de sostener la idea de prorrogar casi hasta el infinito la edad laboral de personas que llevan toda la vida en un coche oficial, cuando están haciendo cola en el paro uno de cada cuatro españoles, y cuando la mayoría de nuestros licenciados universitarios tardan años en encontrar empleo y cuando lo consiguen es precario. Con lo bien que se debe de estar, a cierta edad, cuidando un huerto y disfrutando de los nietos.

Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Nueva Crónica del viernes 12 de septiembre de 2014.