La pasada semana la tormenta de granizo sorprendió a los agricultores de la comarca del Bierzo a unos días de comenzar la recolección de la uva y la fruta, los cultivos más afectados. Las tormentas existen desde siempre y en el campo se han padecido desde que el hombre comenzó a cultivar la tierra, nada nuevo por tanto. Desde el comienzo de nuestra etapa democrática, y merito del gobierno de entonces, los agricultores disponemos de un seguro agrario y ganadero pensado para compensar pérdidas ante situaciones como la vivida, aunque es verdad que a lo largo de casi cinco décadas no hemos sido capaces de perfeccionar el sistema para que nos permita dormir tranquilos ante este tipo de adversidades. Cualquier mejora pasa porque técnicamente nos la validen las compañías aseguradoras, y pasa porque el productor pague más y la administración ponga más fondos por la parte de las subvenciones que le toca. Pero dicho esto, el seguro puede compensar al productor, pero no arregla el problema de falta de mercancía cuando se daña con una tormenta, no arregla la pérdida del valor añadido, y no arregla la cuenta de resultados de las empresas que lo acondicionan y comercializan. Por todo lo anterior, la solución al problema de las tormentas de granizo es cubrir las parcelas con mallas pensadas para que el pedrisco no dañe el fruto, algo que ya está extendido en todas las zonas productoras de España y del mundo. El problema está en el minifundismo del Bierzo, en que el productor no es propietario de muchas de las fincas que trabaja, en que los agricultores profesionales no son mayoría, en el envejecimiento del sector, y en la falta de rentabilidad. El tema de la rentabilidad lo tiene que arreglar el mercado, pagando al productor en función de una calidad que tiene un alto coste conseguirla, y el mercado en El Bierzo está en manos de las cooperativas. En otros sitios culpamos a los intermediarios, esos usureros que lo quieren ganar todo ellos, culpamos a unas industrias que no nos permiten negociar precios, pero en este caso no ha lugar, está casi todo en casa.