VAYA PEDAZO DE ABONADORA

Cuando ayer varios medios de comunicación publicaban una denuncia contra el ex alcalde de Fabero por el gasto en una abonadora marca Agrex -Mod. 6000-, que no aparece en las dependencias municipales, no pude por menos que entrar en la Web de la multinacional italiana de maquinaria agrícola para ver de qué aparato se trataba habiendo pagado por él la abultada cifra de catorce mil euros.

VAYA PEDAZO DE ABONADORA
 
Cuando ayer varios medios de comunicación publicaban una denuncia contra el ex alcalde de Fabero por el gasto en una abonadora marca Agrex -Mod. 6000-, que no aparece en las dependencias municipales, no pude por menos que entrar en la Web de la multinacional italiana de maquinaria agrícola para ver de qué aparato se trataba habiendo pagado por él la abultada cifra de catorce mil euros. Y efectivamente se trata de una máquina difícil de justificar por una administración local y menos de una zona de montaña, porque el artilugio está pensado para grandes explotaciones agrícolas o para empresas que se dedican a hacer trabajos a terceros. Tan siquiera queriéndole buscar una utilidad como máquina esparcidora de sal u otros fundentes es posible justificar la compara. Véase lo que figura en el catálogo del fabricante: “los esparcidores Maxi están diseñados para satisfacer las necesidades del operador profesional y externalizado en la distribución de fertilizantes en terrenos de gran tamaño. Están equipadas con un depósito de gran autonomía de carga, asegurando un rendimiento de trabajo diario de muchas hectáreas. El bastidor portante, muy sólido, permite alcanzar velocidades de hasta 40 kilómetros a la hora y esparce el abono, según producto, entre 15 y 28 metros”.
 
Sobran otras consideraciones técnicas. Es evidente que estamos ante la adquisición de una maquinaria, por parte de un ayuntamiento, que difícilmente se pude justificar porque haya una necesidad para ello, y que en todo caso está escandalosamente desproporcionada en sus prestaciones. Estamos, de entrada, ante un caso flagrante de despilfarro de dinero público, sin entrar por mí parte, que no me corresponde, en otras consideraciones delictivas si es que la máquina se encuentra desaparecida o no se llegó a entregar nunca. Y la cosa se complica todavía más si, como reflejan los medios de comunicación, la abonadora se adquirió con una generosa subvención de la Diputación de León. Porque si es así, en el despilfarro, al menos en el despilfarro, hay una responsabilidad compartida, compartida por instituciones distintas gobernadas por partidos políticos diferentes. ¿Le asesorarían a Canedo los compañeros de corporación provincial y agricultores, Lupicino Rodrigo y Matías Llorente?.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Crónica del viernes 28 de diciembre de 2012.