La quema de rastrojos es la mejor solución desde el punto de vista económico y medioambiental

La abundancia de lluvias del fin del invierno y el inicio de la primavera han propiciado que el campo presente una vegetación excesiva y proliferación de malas hierbas, lo que está provocando la aparición de plagas, particularmente de bromus, una gramínea conocida también como “pelo de liebre” o “espigajo”.
ASAJA PALENCIA teme que esta plaga repercuta negativamente en la cosecha de cereal, después de constatar la dificultad para eliminarla con herbicidas, ya que tiene varias germinaciones cada año.
Se da la circunstancia de que en algunas explotaciones ya se han llevado a cabo hasta cuatro tratamientos para el control del bromus, sin lograr resultados, por lo que es preciso plantearse cuál es la medida menos perjudicial para solucionar la plaga, si el uso masivo de herbicidas, con un alto coste económico y escasos resultados, o la quema controlada de rastrojos.
Dado que no existe tratamiento o herbicida específico para eliminar esta especie, y las plantas se hacen más resistentes cada año, para ASAJA está muy claro que se necesita la autorización para la quema controlada de rastrojos, ya que de lo contrario, la plaga puede llegar a propagarse aún más.
Los técnicos de la organización explican que desde que se prohibió la quema de rastrojos, la plaga va avanzando y se hace más difícil de eliminar, y consideran que la quema controlada es la medida más eficaz y con menos coste económico y medioambiental para erradicar este problema.