El día 22 de julio se anunciaba que Rusia y Ucrania habían llegado a un acuerdo, en presencia de Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, para exportar los cereales que Ucrania tiene almacenados en los puertos localizados en el Mar Negro. Este acuerdo aspira a frenar la crisis alimentaria mundial motivada por la carencia de cereales en el mercado tras el asedio ruso a los puertos ucranianos que históricamente utilizan para la exportación de sus productos agrícolas. Además, el acuerdo también flexibilizará los obstáculos que venían existiendo para la exportación de grano y fertilizante ruso.

Lo que podría ser una buena noticia, a priori, puede no serlo tanto cuando lo que media es una guerra donde la propaganda abunda por lo general, algo que se he demostrado en los días posteriores a la firma del acuerdo, ya que las noticias son contradictorias y por parte de Ucrania se han denunciado diversos ataques en las zonas portuarias, concretamente en el puerto de Odesa y el de Mykolaiv.

Ucrania ha indicado que será capaz de exportar unos tres millones de toneladas de cereales -el triple de la producción anual de Palencia y la mitad de lo que se suele producir en Castilla y León- desde los puertos de Chornomorsk, Odesa y Pivdenny, hasta llegar a unos 22 millones de toneladas que tienen almacenados en la zona.

Inicialmente se habló de trasladar el grano por vía terrestre pero es algo realmente complejo por los daños existentes en las vías férreas ucranianas, por no haber transportistas, por la falta de camiones, que están en el frente, y la escasez de combustible.

Habrá que esperar e ir viendo si el acuerdo se cumple, aunque mejor aún sería que terminara la guerra, algo que nunca es positivo y siempre trae desolación y un desastre material y humano que el mundo no se puede permitir.