La Sectorial de Cereales de ASAJA, reunida en Madrid, ha analizado los datos una vez comenzada la recolección, que se ha adelantado en muchas zonas como consecuencia de la sequía, y estima que la cosecha de cereales de invierno de este año sufrirá una reducción del 65% con respecto a la pasada. Esta merma supondrá del orden de 9,4 millones de toneladas menos que en 2022.

Las altas temperaturas y la ausencia de lluvias de febrero a mayo han dado al traste con unas expectativas de cosecha que al principio de la campaña se consideraban normales. El acentuado descenso resulta especialmente preocupante para un país como el nuestro, deficitario en grano. Según los cálculos de ASAJA, la cosecha de cereales se verá reducida en un 65% con respecto a la de 2022.

Por cultivos, se espera una producción de 2,12 millones de toneladas en trigo blando; 216.000 toneladas en trigo duro; 2,41 millones de toneladas en cebada; 123.000 toneladas de avena; 31.000 toneladas de centeno y 103.000 toneladas de triticale. Los recortes en los rendimientos son generalizados en la práctica totalidad de la superficie cerealista nacional.

ALTOS COSTES. Además de la sequía, otro de los graves problemas que han padecido los productores esta campaña radica en los altos costes de producción como consecuencia del encarecimiento de los precios de la energía, las semillas, los abonos y los productos fitosanitarios. La mayoría de las compras de insumos se efectuaron en el verano y el otoño de 2022, lo que ha elevado considerablemente los costes de producción hasta cotas nunca vistas.

A los daños causados por las elevadas temperaturas y la ausencia de precipitaciones se añaden además cuantiosos daños registrados por la fauna silvestre (fundamentalmente, conejos; pero también corzos, jabalíes y palomas), que han diezmado la cosecha y que están motivando el abandono del cultivo cerealista en algunas zonas de España.

PLAGAS Y ENFERMEDADES. Otro problema que ha detectado un año más la Sectorial de Cereales de ASAJA es el aumento de plagas y enfermedades en estos cultivos de invierno, que no pueden atajarse con el uso de productos fitosanitarios por la paulatina retirada de estas materias activas y la prohibición de la quema controlada de rastrojos. Por eso, nuestra organización reitera la imperiosa necesidad de que la Administración autorice la quema controlada, como única medida efectiva de control de plagas.

Al mismo tiempo, también se reivindica a todas las administraciones públicas ayudas adicionales. En los últimos meses, por ejemplo, los agricultores de los países del Este de la Unión Europea han conseguido 130 millones de euros adicionales del presupuesto comunitario para compensar  la entrada masiva de grano procedente de Ucrania.

SEGUNDO RECEPTOR DEL GRANO DE UCRANIA. España, como segundo mayor destinatario de los granos exportados desde ese país, también debería recibir compensaciones similares de la Unión Europea, a juicio de ASAJA, ya que la entrada masiva del grano ucraniano en nuestro país ha originado un hundimiento importante en las cotizaciones de nuestros cereales.

Asimismo, nuestra organización entiende que las limitaciones y prohibiciones que impone la nueva PAC van en contra de las necesidades que tiene España para satisfacer su demanda, además de la injusticia de no pedir para las importaciones los mismos rigurosos controles que se exigen a nuestras exportaciones.

GRANO DE PROXIMIDAD. ASAJA recuerda, tanto a las autoridades nacionales como europeas, que España necesita anualmente más de 36 millones de toneladas de cereales para atender nuestras necesidades de consumo (humano y animal). Por eso, es necesaria una apuesta decidida y dotada económicamente para rebajar nuestra dependencia exterior de grano y para evitar posibles desabastecimientos, máxime si tenemos en cuenta la situación de inestabilidad que presentan últimamente los mercados internacionales.

La Sectorial de Cereales de ASAJA apela, finalmente, a que se priorice la utilización de cereal nacional, por su buena calidad, lo que además de ayudar a los cerealistas de España, minimiza la huella de carbono, al reducir el consumo de combustibles para el transporte de esa mercancía./